Socialismo, república y revolución en Andalucía (1931-1936)


En el libro Socialismo, república y revolución en Andalucía (1931-1936), de José Manuel Macarro Vera, publicado por la Universidad de Sevilla en el año 2000 se comenta una huelga que hubo en el Cable Dúrcal-Motril.


Toda protesta es una ofensiva contra el Gobierno.

La huelga de Motril, en enero de 1932, es un ejemplo de un conflicto en el que el PSOE se sintió atacado por diversos frentes. Resultaba que en Salobreña había habido una huelga general de los socialistas contra el alcalde, tildado de monárquico, en la que los guardias civiles habían disparado contra unos manifestantes. El origen del problema, al que ya nos referimos en páginas anteriores, residía en que las azucareras habían decidido no iniciar la zafra por los altos precios que pedían los productores. Al mismo tiempo los obreros de la compañía de que pedían los productores. Al mismo tiempo los obreros de la compañía de tranvías de Granada, a la que pertenecía el llamado Cable Aéreo Motril-Dúrcal, que era la que cubría la vía comercial con la capital, habían iniciado una huelga salarial. La huelga fue contestada con un lock-out patronal y con un proyecto para reducir la plantilla. El paso siguiente consistió en la huelga general de Motril en solidaridad con Salobreña, dirigida por el alcalde y los concejales socialistas. El Gobernador ordenó inmediatamente al alcalde que actuase como lo que era, como la autoridad y no como el director de una huelga. Las fuerzas vivas visitaron al mismo Gobernador, para exponerle que si las fábricas no admitían la zafra, la región se arruinaría. Entonces, sorprendentemente, los obreros de esas fábricas comenzaron otra huelga para equiparar sus salarios con los que se cobraban en la Vega de Granada, encontrándose con que la patronal, que ya consideraba que no podía pagar los precios que pedían los agricultores, les hiciese saber que la subida de los salarios supondría la quiebra definitiva. La huelga del Cable, que impedía enviar los productos hacia Granada, la negativa huelga del Cable, que impedía enviar los productos hacia Granada, la negativa de los fabricantes a comprar el azúcar y la huelga de los obreros acrecentaron la amenaza de ruina para los agricultores y arrendatarios. El PSOE y la UGT provinciales intervinieron, amenazando con una huelga general en toda Granada, consiguiendo que se subiera un peseta a los trabajadores, que pagarían a medias los agricultores y las fábricas, comprometiéndose éstas a comenzar la admisión de azúcar. El alcalde socialista, ya citado en capítulos anteriores, Narciso González Cervera, el que había actuado como director del movimiento, había roto con toda la táctica tradicional de su partido y su sindicato, saltándose las instituciones laborales que éstos controlaban y convirtiéndose en el orquestador del desafío a las mismas en la calle. En abril una manifestación dirigida por él acabó en un enfrentamiento con la Guardia Civil y con dos muertos.


Esto, a pesar de que los datos que hemos venido citando en contra de la ley se acumulaban en un sinfín de ejemplos más. Los socialistas de Ronda habían pedido en octubre de 1931 que se abolieran «las fronteras», consiguiendo como máximo que se hiciera una intermunicipalidad entre los de la sierra; los de Villanueva del Duque querían que se agregara su término al de Montoro, porque estaban en paro como otros pueblos de la sierra; los de Comares, a 35 kilómetros de Málaga, se sentían sitiados sin poder ir a trabajar a ningún lado; los de Herrera querían ir a Estepa, como siempre lo habían hecho»; en Tolox, donde nunca había habido paro en la recolección porque sus hombres salían a Cádiz y Sevilla, ahora estaban al borde del motín»; en Córdoba hubo que añadir 24 pueblos con poco término a otros en la primavera de 1931; en abril de 1932 la mayoría de los alcaldes reconocían que no aplicaban la ley; en Guadix y en Los Montes, en Granada, a fines de 1931 el paro crecía por no poder salir sus jornaleros, aunque en Dúrcal la protesta era porque sí estaban viniendo forasteros». Distorsión que fue general, pues en Extremadura hubo tantos o más conflictos que en Andalucía por la ley de «fronteras»).

Conflictos que, como hemos ido citando en alguna ocasión, llevaron a los trabajadores a enfrentarse entre ellos. El caso de Dúrcal es un ejemplo, como lo fue el de Mijas y Casas Nuevas en Málaga, donde terminaron «reñidos» porque el término del primero era pequeño y se preguntaban sus vecinos si «¿iban a quedarse ellos sin medios de ganarse la vida sólo porque no tuviesen un distrito municipal en el que trabajar?»») En Sierra de Yeguas, también en Málaga, hubo una huelga general de la UGT por haberse admitido forasteros cuando había parados en el pueblo, pero al mismo tiempo, en el otoño de 1931, 49 alcaldes de la provincia frente a 24 pedían que se suprimiesen los términos, al igual que hicieron la mayoría de los de Sevilla. En Cádiz en 1933 el IRA reconoció la situación «angustiosa» de los pueblos de la sierra, cuyos habitantes no podían salir donde tradicionalmente iban: a Jerez, Arcos, Medina Sidonia, Tarifa, e incluso Écija; cuestión que venía enfrentando a la CNT con la UGT desde 1931. Los trebujeneros, como ejemplo más, se encontraban sin poder ir a sus lugares de trabajo en Jerez y Sanlúcar de Barrameda.

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