Historia de Dúrcal


Tabla de contenidos

Historia antigua

La presencia del hombre en Dúrcal se remonta aproximadamente a los años 4.000 – 4.500 a.C. a juzgar por los restos arqueológicos que se han encontrado hasta ahora. De esta época, el neolítico, se han hallado diversos objetos como un vaso de arcilla y barro con decoración incisa, algunas hachas de piedra pulimentada, un cuchillo de sílex y otros objetos.

Estos utensilios demuestran la existencia de algún tipo de asentamiento en el curso medio-alto del Río Dúrcal que, junto a otros vestigios encontrados en Cozvíjar (Villamena), indican la importancia del Valle de Lecrín como zona de paso natural entre la costa, la Alpujarra y la vega de Granada.

En el primer milenio a.C. comienzan a llegar a las costas del sudeste de la península pueblos de Oriente Medio en busca de metales y para establecer sus colonias, con lo que el conocimiento del pasado comienza a hacerse más preciso y amplio.

Fenicios, griegos, cartagineses y, más tarde, los romanos se establecieron por el sur peninsular y entraron en contacto con las tribus autóctonas; no obstante, hasta la época romana no tenemos constancia de la presencia de habitantes en Dúrcal y de manera hipotética, pues sólo se han hallado, hasta el momento, cuatro monedas romanas de diferentes épocas y zonas de la vega de Dúrcal; la más antigua de ellas es del emperador Tiberio Claudio que gobernó entre el 41 y el 54 d.C., después otra de Trajano (98-117 d.C.), otra de la época de Antonino Pío (2ª mitad del s. II d.C.) y finalmente una de Alejandro Severo (227-235 d.C.).

Todas estas monedas son de bronce y nos indican el que en Dúrcal debió de existir algún tipo de asentamiento romano; recordemos la existencia de un gran yacimiento romano en Mondújar (las Termas del Feche) y de otros restos en El Padul, lo que nos da la idea de cierta ocupación del Valle de Lecrín en esta época.

En el año 2000, en la zona de «Las Fuentes» apareció un yacimiento romano que parece ser un alfar,d e época imperial, con resto de edificaciones y cerámica subgálica que podría rondar la primera miad del sigo I.

Época islámica y repoblación

Después, hasta la llegada del Islam, se vuelve a borrar la historia, para reabrirse a partir del s.VIII d.C.. A lo largo de los ocho siglos de cultura musulmana en estas tierras parece que por primera vez se dio algún tipo de administración local definida, como lo muestran las referencias de algunos textos a que nuestro valle era un Iqlim (de aquí deriva Lecrín) de la Cora o distrito de Elvira (Granada). De este dilatado periodo histórico procede la creación y fisonomía de los pueblos del Valle de Lecrín, distribuidos como pequeños barrios ocupando las zonas de cultivo y protegidos por fortines o pequeñas fortalezas que vigilaban las zonas de paso del Valle (como el Castillo de Dúrcal / Peñón de los Moros o el Castillo de Lojuela).

A nivel toponímico, Dúrcal aparece como alquería árabe en el Valle de Lecrín como qaruat durkar min Iqlim. Situada en el cerro Sahor, se encuentra dividida en tres barrios: Danon, Nigüelas y Almócita, de referencia de Almohasa, en el que existen cimientos. Parece que anteriormente también había una zona denominada Mahigena, la que sería Márgena.

Eran pueblos dedicados a la agricultura en la que fueron maestros (de esta época procede el sistema de regadío, los cítricos y el cultivo de la morera para la producción de seda, importante fuente de recursos hasta la llegada de los cristianos). De esta época proceden también la mayoría de topónimos empleados hoy como Talará (Harat al-arab: barrio de árabes) o Dúrcal (Durkar: nombre anterior a los árabes y de significado desconocido) o Marchena (Maray: vega). Con todo, el desarrollo de estas poblaciones se dio a partir del s.XIII d.C. en época nazarí, cuando Granada era el único territorio del Islam en la península y llegaban a ella musulmanes de otros lugares a consecuencia de las guerras de conquista castellana.

En la primavera de 1491 mandó el Rey Fernando II de Aragón al Marqués de Villena que, con tres mil caballos y diez mil peones, destruyese todos los lugares que se habían alzado en el Valle de Lecrín. Parece que en esta época se destruyó la fortaleza del Castillo de Dúrcal en Dúrcal.

El año 1492 fue una fecha crucial en la historia de España y determinante en la historia local. Se conquista Granada y comienza poco después un proceso de eliminación de los, desde entonces, llamados moriscos que desembocaría en el levantamiento de estos precisamente en el Valle de Lecrín y, luego, en la Alpujarra. En Dúrcal, más concretamente en el Barrio de Márjena, como lo llama Luís del Mármol Carvajal, en el s.XVII y que corresponde con lo que hoy conocemos como Fuerte de Márgena, se desarrolló una batalla entre fuerzas cristianas provenientes desde El Padul hacia la Alpujarra y moriscos allí refugiados, venciendo finalmente los castellanos.

Según el libro Historia de los moriscos: vida y tragedia de una minoría (Antonio Domínguez y Bernard Vincent, 1978), la población de Dúrcal no se sublevaron en el momento de la batalla.

La batalla principal en Dúrcal pudo ser el 24 de diciembre de 1568 para intentar recuperar el terreno perdido, por parte de los árabes, según se desprende del libro Histoire d’Espagne depuis les premiers temps jusqu’à nos jours.

Tras la expulsión de los moriscos, que concluye en 1571, Dúrcal y Granada, en general, quedaron en una situación de retroceso económico al paralizarse la agricultura y los aprovechamientos artesanales como la seda. Así, la población de Dúrcal pasó de 800 habitantes en 1568, a 408 en 1571 y 320 en 1587.

Mapa de Dúrcal en 1752

Puedes revisar con más detalle en Descubre cómo era el pueblo granadino de Dúrcal a mediados del siglo XVIII.

En el LAR de Dúrcal no se conservan los nombres de los propietarios moriscos que según las averiguaciones son sustituidos por 130 vecinos cristianos.

De éstos, algunos son cristianos viejos que vivían allí antes del repartimiento, pero la gran mayoría son repobladores de los que no se recoge su procedencia. En cualquier caso, a lo largo de la adjudicación de suertes, únicamente se entregan 110 suertes que son relacionadas a continuación, por lo que quedaron veinte de ellas sin adjudicar.

Relación de cristianos que reciben suertes de repoblación de Dúrcal según el LAR, en 1572

  • Alonso de Palomares
  • Antonio López
  • Alonso Lupión
  • Juan González
  • Ana de Torres, viuda
  • Juan de Molina
  • Alonso González
  • Juan Martínez
  • Alonso López de Haro
  • Juan de Latorre el Biejo
  • Alonso López el mozo
  • Juan López Montero
  • Andrés Ferrer
  • Jerónimo Jordano
  • Alonso González
  • Juan de la Puerta
  • Agustín Pérez
  • Juana de la Puerta, viuda
  • Andrés López
  • Juan Dalba
  • Antón Portillo
  • Juan Tamayo
  • Andrés Gallego
  • Juan Bautista
  • Alonso López, el viejo
  • Juan Tagurte
  • Alonso Senguen
  • Juan Luzón
  • Benito de Medina
  • Juan Dalba, el Biejo
  • Bartolomé de la Puerta
  • Luísa Rodríguez, viuda de Miguel de Vejaro
  • Bernardo de Vílchez
  • Los Herederos de Felipa de Dios, viuda de Juan Melguizo
  • Bartolomé de la Puerta
  • Los Herederos de Francisco Ximénez el Viejo
  • Diego López
  • La Sacristía
  • Diego García
  • Luís de la Puerta
  • Damián López
  • Los Herederos de Pedro Hortiz
  • Diego de Caragoca
  • Los Herederos de Catalina de Bílchez
  • Damyan Martínez
  • La mujer e hijos de Luís de la Puerta, viuda de Juan de la Calle
  • Diego del Castillo
  • Miguel Escudero
  • Diego Hernández
  • Miguel Rodero
  • Diego de Morales
  • Marcos de Aguilera
  • Damiana de Aro
  • Mª Hernández, viuda de Pedro Sánchez
  • Diego de Chinchilla
  • María Hurtada
  • Diego de Molina
  • La dicha
  • El Beneficio
  • Marcos de Jodar
  • Francisco Mal.
  • Mariana Gongalez, viuda
  • Francisco Prieto
  • Martín Moreno
  • Francisco de Alcázar
  • Miguel Ferrer
  • Francisco de Guzmán
  • María Alonso, mujer de Riderrus
  • Francisco Hernández
  • María de Guzmán
  • Francisco Ximénez
  • Miguel Ligero
  • Francisco de Guzmán, marido de Elvira Ruiz
  • Pedro García
  • Francisco de Lupión (tachado)
  • Pedro Rodríguez
  • Francisco de Noguera
  • El dicho
  • Francisco García
  • Pedro López
  • Francisco Zamorano
  • Pedro Pablo
  • Gaspar de Guzmán
  • Pedro Martín
  • Isabel Martín
  • Pedro Ximénez, Alcalde de Marxena
  • Jerónimo de Caragoca
  • Quiterio Goncalez
  • Yaspar Calbo
  • Hernando de Molina
  • Yeronimo Jordano
  • Simón Ruiz
  • Martínez
  • Simón Godina
  • El dicho misma suerte
  • Tomé de Morales
  • Juan Gallego
  • Xristobal Rodero
  • Juan de Soria
  • Xristobal de Camora
  • Juan Melguizo
  • Xristobal de Morales
  • Jerónimo López
  • Xristobal de Querba
  • Jinés López
  • Ysabel de Haro
  • Jerónimo Jordán
  • Ysabel Rodríguez, viuda

Espacio urbano de la alquería y lugar de Dúrcal

Dentro del contexto islámico, a pesar de datarse el LAR de Dúrcal en 1572, atisbamos a través de la información que podemos extraer de sus extensas páginas, un asentamiento prototípico islámico en forma de alquería con una división en barrios o haráts, muy definida a través de los nombres de los mismos: Marjena (actual Marchena), Almohada alta y baja (Almócita), Celdelaque, Bala (Balina), Alauza y Audarro (Darrón), aunque también estaba el barrio de En medio que aparece mencionado en las adjudicaciones.

El dicho Lugar de Durcal esta dividido e apartado en seis barrios que se llaman Marjena, Almohada Alta e baja, Celdelaque, e Bala e Alauza e Audarro, e no hay mas de una iglesia donde se diga misa, que esta hacia el barrio principal, aunque en el de Marjena hay una ermita, hay ansimismo un barrio en el dicho Lugar que pertenece a su Majestad.

Bajo el mandato del Licenciado Jusepe Machuca, encargado del reparto de suertes y Apeos de la mayor parte de las alquerías del Valle de Lecrín, se registra el estado de la alquería:

Hizo parecer ante si personalmente a Miguel Maldonado e Pedro Zapata e Francisco Mejia e Hernando Ramirez vez del dicho lugar e Miguel de Breza, morisco conocedor e de ello e de cada uno de ello recivio juramento en forma de derecho. E so cargo del aviendoles el dicho Señor Juez hecho algunas preguntas para averiguacion de lo contenido en su comision e instrumentos los susodichos hicieron la declaracion siguiente, Licenciado Jusepe Machuca. Ante mi Antonio Perez Escribano.

Según las averiguaciones recogidas al inicio del LAR de Dúrcal, antes del levantamiento había en la alquería doscientos vecinos. Gracias a las declaraciones de los testigos moriscos de la alquería, tenemos acceso a parte de la realidad social de Dúrcal en aquellas fechas. Indican dichos testigos que existían doscientas casas, de las cuales, setenta había que repararlas y ciento treinta estaban habitables. Las casas que encontramos en cada harát suelen estar junto a un huerto colindante con las mismas, con riego y con arboleda, preferentemente de moreras o parras jataguíes que a su vez se asocian a la presencia de un almez:

Este dicho lugar de Durcal esta a quatro Leguas de la Ciudad de Granada en el dicho Calle esta en el paso y Camino Real que ba de la dicha ciudad a la Alpujarra y otras partes, y a esta causa es lugar muy pasajero, e en el ai tres mesones que pretenden ser de cristianos viejos en tiempo de morisco, avia en el dicho Lugar doscientos vez poco más o menos, e agora al presente ai cien vecinos de la nueva población que por arrendamiento viven e residen en el dicho lugar en el qual ai ciento e treinta casas buenas e bien reparadas que se viven e avitan que estas pertenecen a su Majestad e otras que no se pueden avitar que estan muy maltratadas y es menester gran reparo para ellas setenta casas las cuales también se podrían vivir si en ellas se hiciese algun reparo aunque algunas estan tan perdidas que es menester casi hacellas de nuevo. La Yglesia del dicho Lugar esta buena e no quemada, ni caida, aunque la Sacristia tiene destechada faltandoles en las puertas cerraduras, tiene una campana e en ella se dice misa.

No se recoge en el LAR ninguna referencia a los nombres de los propietarios moriscos de cada una de las casas de Dúrcal repartidas a los repobladores. Hemos extraído y estructurado toda la información que aparece al respecto en el LAR elaborando unas tablas con todas las propiedades urbanas de la alquería, diferenciando cada uno de los haráts. Así mismo, se muestran los propietarios cristianos a los que pertenecen y las lindes de cada una de las viviendas, pero no disponemos de informaciones sobre sus propietarios moriscos.

En primer lugar, el barrio de Almócita tenía a su vez dos partes diferenciadas, Almócita Alta y Almócita Baja. En total, existían en este harát un total de 32 casas con trece huertos, seis solares, además de una torrecilla y una casa mesón. A su alrededor se situarían las hazas de riego irrigadas con el agua de la acequia de Mahina. Este barrio, se encontraba rodeado por sus vegas a excepción de un reducido espacio de eras por uno de los lados.

El barrio del Darrón o Audarro cuenta con la existencia de treinta y cuatro casas asociadas a quince huertos. Además existía entonces un aljibe, que se conserva en la actualidad, junto al que las averiguaciones sitúan una plazoleta llamada asimismo del aljibe. Existían seis aljibes distribuidos por los barrios de Dúrcal, por lo que suponemos que habría un aljibe en cada uno de ellos:

Los vezinos del dicho lugar beben e sirven del agua de las dichas agequias e tienen seis aljibes donde recogen el agua para beber e para servicio del pueblo, las cuales estan buenas, e dentro del dicho lugar no hay ninguna fuente mas de que fuera del pueblo en el termino Real de Granada cerca del Valle, que esta algo lexos del pueblo hay una fuente grande e de muy buena agua e cerca de ella otros manantiales e desta agua muelen los dichos molinos que estan dichos.

En el barrio de Marchena había treinta y ocho casas a las que se le añaden tres solares, conformando el núcleo de población más grande de la alquería de Dúrcal. La zona de huertos es muy limitada ya que cuenta solamente con dos huertas junto a las viviendas. Únicamente disponían de una zona de vega situada en el lado inferior de la acequia que iba al Padul. Sin embargo, disponía de una iglesia, una rábita reconvertida en ermita, además de un aljibe.

Ubicado junto al Camino Real, se alineaba el barrio de Balina. Disponía de veintiuna casas y diez huertos asociados a ellas. Igualmente, por la adjudicación de la suerte de Francisco de Noguera, sabemos que incluía un corral y una alfarería. También existía un aljibe para almacenar agua. Este aljibe, se encontraba en el borde del espacio de vega como constatamos historiográficamente, ya que con fecha de 4 de abril de 1613, dentro de la suerte que reclama Marcos Pascual se incluye, «una haza en Balina de dos marjales alinde de Diego López y con haça de María Çamorana y de cara al algibe», El barrio contaba también con un horno para cocer pan.

Junto al barrio de Alauza, el barrio del Cocaque ocupaban la actual zona urbana situada entre la plaza principal y en dirección a Padul, junto al Camino Real. En el barrio del Cocaque encontramos veinticinco casas junto a quince huertos
adosados a ellas. También disponía en el entramado urbanístico de un molino de aceite y de un aljibe para abastecimiento de agua. Por último, junto a las casas se encontraba un cementerio o macaber.

En el barrio de Lojuela o Alauja había veintiuna casas a las que se adosaban dos solares, siendo el segundo barrio más pequeño de toda la alquería de Dúrcal, solamente por delante del Barrio de Enmedio. Este barrio se situaba junto a la calle Real que iba a la Plaza.

Por último, el barrio de En medio, el más reducido de la alquería de Dúrcal, con solamente dieciocho casas. Ocupaba la actual zona de la Plaza del pueblo, donde se situaba y sitúa hoy día la iglesia del lugar. Fue el núcleo en torno al cual se agrupó todo el entramado urbano de Dúrcal. Independientemente del reparto de casas que se recoge en el libro de Apeo, en este barrio encontramos edificaciones que no son apeadas por ser de cristianos viejos. Por eso, las recopilamos también, ya que forman parte del entramado urbanístico de este barrio y por consiguiente, del lugar de Dúrcal:

A nivel global de Dúrcal, observamos que existían doscientos vecinos antes del levantamiento, lo que arroja una horquilla de entre 800 y 1200 habitantes en épocas nazarí, mudéjar y morisca. Como era costumbre de la Corona, se repuebla Dúrcal con la mitad de vecinos cristianos respecto a la población islámica anterior, de forma que estadísticamente cada uno de ellos recibe la hacienda de dos moriscos. No obstante, las autoridades, sabedoras de las reticencias de los pobladores a hacerse cargo de gastos de mantenimiento, les obligan a conservar las suertes mediante la imposición de inspecciones de control que atestiguen el estado de las viviendas y su necesidad de reparo. Será en 1594, cuando se reciba la visita de Don Diego de Mendoza, visitador de la población en este lugar. De las pesquisas que lleva a cabo obtenemos el estado de las viviendas a los veinte años de realizarse el Apeo. El estado de las viviendas es el que refleja el documento; treinta y tres estaban en buen estado y cincuenta y cuatro necesitaban reparación. Se hace esta visita el día cuatro de diciembre de dicho año pero no es posible acabar las diligencias y por tanto se vuelve a personar el representante legal el día nueve del mismo mes?.

Un elemento destacado de la conformación de las alquerías y de sus diferentes haráts, fueron los lugares destinados a enterramientos, denominados macaberes. Tal y como hemos comprobado en la alquería de Padul los lugares destinados a dar sepultura a los difuntos se repartían por toda la población, junto a las casas. Además, suele ser común que se ubiquen junto a algún camino según las descripciones que encontramos en los diferentes LAR. En el caso de Dúrcal, al estructurarse en barrios diferenciados, hemos podido constatar la existencia de multitud de macaberes repartidos por cada uno de ellos, más de una veintena, los cuales habían sido comprados por cristianos para poner sus tierras en labor, antes de la guerra y la posterior expulsión de los moriscos. En la declaración que hacen Isabel y Francisca de Leonís, con fecha de 19 de abril de 1572 se indica, entre muchas de las posesiones que reclaman heredar de su hermano y clérigo, una torre que linda con el macaber de Marchena, unos morales en el macaber que había en la haza que fue del morisco llamado Parrique, otro moral en el macaber de Almócita así como la posesión de un macaber propiamente dicho junto a una haza en el Pago de Marchena, lindando con las eras. Vemos cómo dichos espacios funerarios se sitúan junto a las viviendas:

Una torre con un pedazo de corral e una camara en el dicho Lugar de Durcal en el varrio de Marjena, linde con Casa e Corral de la Anfrana, e con el macaber de Marjena, e con dos calles […] Item tres morales, los dos detrás de las casas de Diego Herrero en un macaver en haca del Parrique e el otro en un macaver cerca de la casa de Juan Array […] otro moral entre dos pedazos de macaberes en el almoceta, que eran de Martín Almohafar […] Item una haga e un macaber que esta junto lo uno con lo otro en el pago de Marjena linde con las eras de Marchena,

En el memorial que presenta Alonso de Cazalla, encontramos más macaberes, repartidos en Çocaque y Almócita de los que incluso se indica la extensión, que oscila entre el medio y un marjal:

Un macaber de medio marjal que tiene un granado que alinda con una senda que viene de Almocata a la Yglesia […] Un macaber por abrir, que sera un marjal linde casa de Diego Halid y casa de Juan Alburra y el cimenterío de la Yglesia. […] Una haça de riego de un marjal que era macaver, dicese macaber Alanaque, linde haga y olivar de García el Dubuz en Ajocaque, que alinda con haça de avices de su majestad.

Desglosando el memorial y declaración de posesiones de Hernán Ramírez, que era el mesonero de Dúrcal, con fecha de 23 de abril de 1572 encontramos otros dos macaberes, que están junto a la iglesia del barrio de En medio el uno, y el otro a la salida hacia el campo:

Primeramente dos macaberes cada uno de un marjal poco más o menos el uno de ellos a las espaldas del cimenterío de la Yglesia linde de Solar que del dicho macaver se sacó, e tiene a censo Salbador Halí linde de haca y morales de Garcia el Muedan y otros linderos y el otro macaber es enfrente de huerta de Diego Lopez, linde de Lorenzo el Burce, e morales de los herederos de Alonso el Haní, e con eriazo de los Montaraces los cuales huvo, e tiene a censo perpetuo de Alonso de Cazalla, que los tenía antes de la Yglesia de que escrivio escriptura en forma, que paso ante Juan de Olivares, escribano publico del dicho valle su fecha a seis días del mes de Marzo de mill y quinientos e sesenta e dos años.

Del vecino de Granada Íñigo Muñoz podemos constatar la propiedad en Dúrcal de diez macaberes, en pagos alejados de las casas pero igualmente diseminados por varios barrios de la alquería. Lo hace constar a través de su memorial y declaración de bienes y posesiones con fecha de 21 de octubre de 1572:

Item un macaver de tres marjales y medio linderos tierra de Gonzalo de la Torre e de Lorenzo de Toledo. Item otro macaver de marjal y medio en el pago de la Rambla que dicen micota, linde con el camino de Granada. Item otro macaver en tres pedazos en el pago de Almazara de tres marjales, linde de tierras de Hernando Murca. Item otro macaver de dos marjales linde de tierras de Garcia Padilla. Item otro macaver en el pago de Arzoaque de marjal y medio, linde de Juan Alberca, e con haga del Conchí. Item otro macaver de un marjal en el pago de alcolaque linde de haga de García Dubar e del Macoche. Item otro macaver en el dicho pago de Alcolaque de dos marjales linde de haga de Pedro Adulaci. Item otro macaver en dos pedazos en pago de Vallina de quatro marjales linde de tierra de Lorenzo Eludí. Item otro macaver en pago de Valeman de dos marjales, linderos haga del Cerrez. Item otro macaver […].

Alonso de Cazalla, declaraba igualmente poseer varios macaberes repartidos por toda la alquería, insertos unos en el núcleo de los barrios y otros junto a los pagos de cultivo. Igualmente, por las lindes de otras de sus propiedades localizamos otros macaberes, que fueron tan abundantes en el Dúrcal morisco. En este sentido al reclamar la posesión de un horno en Balina, se nos indica la linde con uno de estos lugares e igual sucede con la posesión de una rábita en el mismo barrio, que linda con el aljibe del lugar y con el macaber:

Un horno caido en el varrío de Balinda que el dicho Alonso de Cazalla hizo labrar año de mill quinientos sesenta y tres que alinda con haga y macaver de la Yglesia, que al presente tiene Íñigo Muñoz, y con morales de Hernando el Coton, que tiene agora Francisco el Corayman.[…] Una rabita en Valina que tiene en largo veinte y siete pies y en ancho veinte pies con un pedazuelo de macaver que en su linde, que eta junto a el aljibe y linde haca de Juanes de Solana y el Camino que ba a el Alpujarra.

Seguidamente, el memorial de Íñigo Muñoz indica que también posee un macaber de medio marjal en Balina, otro de la misma superficie junto al camino que une Almócita con la Iglesia, aquel que se encontraba junto a los habices del Rey y que medía trece pasos. Un macaber que medía un marjal y que se llamaba Alanaque, en el barrio del Cocaque junto a los habices del Rey; medio marjal de macaber junto al camino de Nigúelas; otro junto al camino que salía de Almócita la Alta hacia las Eras y la Sierra también de medio marjal; y el mayor de todos hasta ahora, de tres marjales de extensión en el barrio de Marchena, lindando con los habices del Rey.

Un macaver de medio marjal en Valina linde hacas de Bartolome el Urayma y Francisco el Correbí.[…] Un macaber de medio marjal que tiene un granado que alinda con una senda que viene de Almocata a la Yglesia.[…] Un pedazo de haga macaver de trece pasos en una cavezada de hacas de avices de su majestad y alinda con un aceytuno del Bernabel Hajin.[…] Una haga de riego de un marjal que era macaver, dicese macaber Alanaque, linde haga y olivar de Garcia el Dubuz en Ajocaque, que alinda con haga de avices de su majestad.[…] Un pedazo de macaver de medio marjal que alinda con haga de García el Dubuz por dos partes y el camino que ba de Nigúelas a Granada y con aceitunos de Alborayax.[…] Un pedazo de macaver de medio marjal en el mocatal alta linde con casa y huerta de Miguel Montarax, y el camino que ba a las eras de Almoceta, y a la Sierra […] Una haca que fue macaver en Marxena de tres marjales linde con haga de avices de su majestad y con haga de Lorenzo el Boruque y Juan el Harrar y Pedro de Nabas Alaceraquet.

Por su parte, Francisco Calderón, vecino también de Dúrcal, con fecha de 3 de mayo de 1572, reclama la propiedad de diversos bienes entre los que se incluye un macaber en el barrio del Darrón que mide dos marjales y otro donde se construyó su casa, que le fue otorgado por su padre Juan Calderón:

Dijo, que el tiene e posee por erencia de sus Padres un pedazo de viña macaver que sera de un marxal poco más o menos donde tiene labrada una casa en el dicho Lugar linde el Zayate, e del molino de aceyte de García Alpujarrí, que es hasta una senda que tiene el dicho pedazo por medio del Cavo de abajo, e ansimismo otro pedazo de macaver en el pago del Darrón de dos marjales que solía ser viña.

Por último, las posesiones reclamadas en su memorial y averiguación por Damiana de Soto, viuda de Rodrigo de Zaragoza, con fecha de 23 de abril de 1572, también contienen varios macaberes que ya eran propiedad de su marido mucho tiempo antes del levantamiento Morisco. Uno de ellos alinda con el camino de Nigúelas, otro está en Almócita la Alta junto al mismo camino e incluso se indica su nombre en aljamía que es macaber Almocala; otro se localiza en el barrio del Cocaque justo detrás de las casas y estaba dividido en dos pedazos, lindando uno de ellos con otro macaber que era propiedad de Íñigo Muñoz tal y como hemos indicado anteriormente:

Item una viña en el pago de Aldarroca, que era Macabeo, en que abra seis marjales con olivos, e un moral, e otros arboles que se dice macaver Alcudia, linderos el camino que ba a Niguelas, e haca de Cristobal de Baeza, e haga de Andres Alid, e haca de Garcia el Laují. Item otro macaver en el pago de Almocita la Alta linde del camino que ba a Nigielas, e hagas de la Yglesia por las dos partes que se dice Macaver almocala. Item otro macaver en el pago de Azocaque detrás de las casas de Hernando Acerreb, que es en dos pedazos, e el otro pedazo que es el alto entra en este traspaso el qual está linde de otro macaver de Íñigo Muñoz, e ciertas veredas e caminos lo qual todo el dicho Rodrigo de Zaragoza tenía a censo perpetuo de la Yglesia por traspaso que le hizo Juan Calderóon el viejo como constó e pareció por escripturas otorgadas por el tesorero de las Yglesias e por el dicho Juan Calderon mucho tiempo antes del alzamiento de este Reyno, que están signadas e firmadas del escribano publico de que hizo demostracion.

La fisionomía urbana de la alquería de Dúrcal se completaba con la presencia de dos torres, en los barrios de Marchena y de Almócita respectivamente. Igualmente, la alfarería de la alquería estaba dentro del barrio de Balina y en el Cocaque también hubo un molino de aceite. En el lugar central se transformó la mezquita en iglesia, que ocupó su espacio en la plaza del barrio de En medio.

El número de casas que conforman el casco urbano de Dúrcal aumentó tras el paso de siglo y medio. En el CME se dice que en el pueblo había 226 casas en las que vivían 210 vecinos. Cinco de ellas están en el campo porque son cuatro molinos harineros y un molino de aceite. Además, de las restantes hay nueve que están arruinadas. Sin embargo, en las respuestas particulares encontramos una incongruencia ya que recogen que en el pueblo hay 235 «casas las dos de ellas arruinadas y las doscientas treinta y tres habitables; treinta y tres corrales e uno arruinado». El aumento respecto a las informaciones de los conocedores cuando aluden a «tiempos de moriscos» es de solamente 26 viviendas. Por tanto, podemos decir que superado el trance de la expulsión de los vecinos moriscos del lugar, cuando la repoblación supuso el reparto de todo el lugar en cien suertes, se tardó siglo y medio en volver a unos niveles de población similares a los existentes en el Dúrcal islámico. El crecimiento de los barrios y la configuración actual del pueblo tendrán lugar ya en la segunda mitad del siglo XX, cuando sus barrios se unen entre sí eliminando la mayor parte de los espacios de vegas situados entre ellos.

En 1930 podemos ver un plano croquis que muestra la disposición de los barrios del pueblo a lo largo de la carretera, antiguo Camino Real de Granada a la Alpujarra. Los barrios de Almócita y el Darrón, que ya se mencionan en el apeo, aparecen aún separados del resto de los barrios. Sin embargo los demás sí están integrados en un núcleo, que se amolda al recorrido de la principal vía de comunicación que supone la carretera o antiguo Camino Real a la Alpujarra. No quedan especificados en el plano los solares de las casas, lo cual nos permitiría contabilizar las viviendas pero sí se delimita el contorno de las manzanas de casas o barrios. Observamos como los espacios inmediatos a las casas están ocupados por huertos, tal y como se menciona en los repartos de suertes del LAR, conformando los núcleos de casas un archipiélago de islas rodeadas de los espacios de regadío.

Comparando esta situación a través de imágenes aéreas tomadas en los años cincuenta y en la actualidad, podemos apreciar la estabilización del crecimiento urbanístico de Dúrcal durante siglos que se verá alterada de cuarenta años a esta parte. La ocupación moderna de las vegas por las casas, resultó inevitable para el crecimiento del pueblo, ya que era imposible crecer y extender el núcleo urbano sin ocupar zonas de regadío, puesto que más allá de las casas se encontraban las huertas. El abandono de los criterios de aprovechamiento ancestrales, hizo que las zonas dedicadas tradicionalmente al riego fuesen destruidas para edificar viviendas. Siendo la sustitución de espacios de cultivo tradicionales una práctica contraria a la racionalidad ecológica campesina, las vegas de la localidad han sido mermadas de forma considerable. A ello hay que añadir el trazado de la N-323 por mitad de la vega de Almócita, que eliminó varios cientos de marjales de cultivo de regadío.

Molinos en Dúrcal

Los molinos harineros de la alquería de Dúrcal se ubicaban junto a la ribera del río, aprovechando la fuerza motriz de su caudal. Por las informaciones del LAR de Dúrcal, había cuatro molinos de una rueda de clara tradición medieval:

Hay en el dicho téermino quatro molinos de pan de a una rueda, que estan cerca del dicho Lugar, e tienen agua conveniente el uno de ello es de Iñigo Muñoz, cristiano viejo, e los demás son e pertenecen a su Majestad que eran de moriscos.

En la actualidad encontramos cinco molinos harineros situados en el Río de Dúrcal. El primero de ellos es el Molino Alto que dispone de dos cárcavos y que es de origen medieval al aparecer en las referencias de los LAR de Cozvíjar y de Dúrcal. Un segundo molino harinero y el tercero, en el que se conducía una acequia hacia el cubo y que se encuentra junto al antiguo Camino Real, al lado del Puente Viejo.

El cuarto molino, contemporáneo, es el llamado Molino de Doña Juana. Tomaba el agua con una presa en la zona donde se encuentra actualmente el puente para cruzar el río, camino de la cuesta de la Valdesa y se usaba para la creación de electricidad, aunque era muy poca la potencia que producía. En la actualidad es una granja escuela. El quinto molino es actualmente un restaurante y alojamiento rural llamado, el Molino del Puente, cuya datación es del siglo XVII.

Cuando estudiamos las respuestas al interrogatorio del CME, concretamente a la pregunta diecisiete, se indica que en este momento existían en Dúrcal cuatro molinos harineros y tres de aceite. Destacaba el Molino Alto, harinero, que pertenecía a un vecino de Padul llamado Isidro de Molina. También destaca la inclusión de un molino de aceite junto al río, propiedad de un vecino de Almuñécar llamado Bernabé de Villa. Del resto de molinos de aceite tenemos ya constancia en el LAR:

Ai en el dicho lugar tres molinos de aceyte, que son de su Majestad porque eran de moriscos el uno de ellos esta reparado, e tiene las cosas necesarias e lo tiene arrendado el Concejo este, e los otros dos por cinquenta ducados por tres años el un molino los a de levantar a su costa.

A la decima septima pregunta dijeron que en este Lugar, y su termino solo ay de lo que pregunta contiene quatro molinos Harineros, y tres de Azeite, el uno Harinero llamado el alto perteneciente a don Ysidro de Molina vezino de la villa del Padul quien perzive de arrendamientto treinta Fanegas de trigo en cada un año que al regulado precio ymportan setezientos veinte reales, otros dos son propios de don Juan Agustín de Ledesma quien perzive de arendamientto treinta Fanegas de trigo que al regulado prezio ymportan setezientos, y veinte Reales y el ottro es propio de Francisco Perez maior por que percive de a(r)rendamientto en cada un año treinta y seis Fánegas de trigo, y doze de Maiz que a los regulados precios ymportan un mil y sesentta y ocho reales, y el molino de Azeite que se halla en la Rivera del Rio Durcal es propio de Bernave de Villa vezino de Almuñécar quien perzive de arrendamientto en cada un año quatrozientos quarentta Reales vellon, óttro perteneciente a los Herederos de Don Andres Marttin de Zaragoza vezino de Niguelas los que perciven por el de Arrendamientto dos zientos Reales en cada un año, y el otro perteneciente a Don Manuel Agustin de Ledesma a quien se le regula de uttilidad al año treszientos Reales y responden.

En Dúrcal, la presencia de molinos de aceite y de harina experimentó un proceso similar al ocurrido en Padul desde el siglo XVI, el número de los de aceite fue en descenso mientras que el de los de harina se incrementó hasta llegar a cinco.

La cría de seda

En la alquería de Dúrcal, la producción de seda fue muy superior a la de Padul, ya que suponía unas cien onzas frente a las ocho anteriores: «Ai en el dicho Lugar en la dicha tierra de riego de lo que pertenece a su Majestad como dicho es cien onzas de cría de seda». Al mismo tiempo, se reparten gran cantidad de morales que se encuentran dispersos por las lindes de acequias, caminos y fincas de regadío y en muchos casos, asociados a la presencia de parras jataguíes. En las adjudicaciones de las suertes de población pueden verse cómo los morales se distribuían por casi todos los pagos de regadío de la alquería.

Albercas de Dúrcal

Existen cincuenta albercas a lo largo de todos los pagos y cada uno de los barrios de Dúrcal. Desconocemos la finalidad de todas ellas con certeza, aunque en primera instancia pudiera pensarse que formaban parte del sistema hidráulico de regadío. Por un lado encontramos referencias a albercas presentes en el río y por otro lado no aparecen propiedades de riego junto al río salvo en el Pago de Bacamía y en el Pago de los Baños de Urquízar, cerca de la alquería de Cónchar, aunque el riego se organiza con acequias. La posibilidad de que las albercas diesen riego a hazas de habices se descarta porque no aparecen reflejadas en ellos. Si buscamos su localización, vemos como se circunscriben mayoritariamente a la

ribera del río El uso de dichas albercas no es el riego de las heredades ubicadas en las vegas del pueblo, sino que parece ser que se dedican a la maceración de lino o esparto. En este sentido, en alguna suerte aparecen albercas dedicadas a la cocción de esta planta. Suponemos por el volumen de albercas, que la producción de este producto era muy importante para la economía de la alquería de Dúrcal ya que implica una serie de trabajos muy específicos que requieren mucho tiempo, tales como la recogida y procesamiento de las plantas. Dependiendo de la época del año, el lino tiene diferentes tiempos de cocción en el agua (maceración) oscilando entre los ocho y los veinte días para conseguir que la pulpa o agramiza se separase de la fibra. La labor tradicional hacía que se recogiese el lino en haces o gavillas una vez cocido, para ponerlo a secar, tras lo que se colocaba verticalmente en haces para su secado. Una vez cocido y seco, el lino se machacaba o majaba utilizando para ello diversas herramientas: mazas de madera golpeando el lino sobre una piedra grande para obtener la maña y separar las fibras. Todas las albercas de la alquería de Dúrcal fueron repartidas a los nuevos pobladores aunque algunas ya pertenecían a cristianos asentados en el lugar. Es el caso de Alonso de Cazalla, quien en 1541 compró seis hazas del Santo Oficio de la Inquisición, que habían sido de Hernando de Zafra, un morisco, y también le compró una alberca de cocer lino en el barranco del Río de Dúrcal, en el pago de las Albercas Altas y otra alberca llamada Almotayrab en el pago de la Morayja:

Primeramente parece por el Libro del dicho Alonso de Cazalla en quince de Abril de mill quinientos cuarenta y un años compro de Rodrigo Zazo, receutor del Santo Oficio de la Inquisición, seis hagas en cierto precio de maravedies que se vendieron por vienes de Hernando de Zafra, al qual fue del [..]. Ytem compro del dicho Motayba una alberca de cocer lino en el Río de Dúrcal en las albercas altas linde alberca de Xristoval Abdilhaque y Pedro Yacid por escritura ante Diego Pilado de la dicha viña y alberca.[…] una alberca que se llama Almotayrab que es de la dicha haga en la Morayja.

Encontramos albercas como las dos que se le adjudican a Alonso Goncalez y que se encuentran en su viña? Se menciona otra alberca en el Apeo dentro del Memorial y declaración de los vienes e posesiones de Hernán Ramírez, que era vecino y también el propietario del mesón de Dúrcal. Es una información fechada el 23 de abril de 1572:

Ytem dos aceytunos gordales con los sitios, que tiene, que estan en haca de Lorenzo el Dardarí, el uno en la entrada del agua, e el otro esta donde esta una alberca, que alindan con dos higueras, e un moral, que esta en el dicho Alberque y esta en el pago de Balina.

Por tanto, existen varias ubicaciones para las albercas de Dúrcal. Las que están en el Río de Dúrcal, destinadas a la producción de lino o similares, mientras que existen otras albercas junto a los barrios, insertadas en los sistemas de irrigación que se destinan a dotar de consistencia y estabilidad el riego de las parcelas, dicho de otra forma, a permitir que se pueda regar regularmente las hazas de diversos propietarios. Desconocemos si los moriscos también compartían la propiedad de las albercas o si respondían a un solo poseedor. No obstante cabe recordar que en las sociedades islámicas no se suele disociar el agua de la propiedad de la tierra, salvo en casos muy concretos de compra y venta de propiedades, o donaciones a mezquitas (Trillo San José M. C., 2003). En los pagos situados junto al río Dúrcal: Pago del Río, Albercas Altas, debajo de la Puente, el Rincón, el Molino Bajo y el Molino Alto sumamos un total de veintinueve albercas. Había otra alberca en el lugar conocido como las Tapuelas, que no hemos podido ubicar. Igualmente, otras dos albercas se encontraban en La Peña, también en el río; otra en el pago del Barato y tres en el Trance Alto. Junto al molino del pan se encontraban dos más y otras tres en el barrio del Darrón. Por último, ocho albercas simplemente se adjudican sin indicar el lugar. En total tenemos constancia en toda la alquería de cuarenta y nueve albercas.

La sierra y su aprovechamiento

El espacio de la Sierra, así como el uso tradicional que se le ha dado en el contexto agrícola, es uno de los aspectos más relevantes de las alquerías medievales en medios montañosos del antiguo Reino de Granada10, En el caso de las alquerías de la zona de la Alpujarra, la orografía obligó a sus pobladores a optimizar los reducidos espacios aptos para el regadío, generalmente en zonas de gran pendiente. Para ello, se aterrazaron las laderas, construyendo auténticos muros de piedra seca para sostener unos pocos metros de cultivo. Disponemos de múltiples ejemplos de estas vegas, que podríamos llamar verticales en toda la Alpujarra, la Contraviesa, la Axarquía, etc.

Con una perspectiva diferente en cuanto a su aprovechamiento, la sierra supone un elemento determinante en las alquerías de Dúrcal y de Nigúelas. Sus habitantes entendieron que constituía una importante fuente de recursos que era
necesario aprovechar. Para ello, diseñaron la acequia de la Alfaguara para trasvasar agua desde la cuenca del río Dúrcal a la del Torrente, posibilitando así un mejor aprovechamiento de las reservas hídricas que proporcionaba Sierra Nevada. Además de la presencia de grandes zonas de pastos, los vecinos pusieron en cultivo aquellas partes de la Sierra que eran propicias para labrar. Lógicamente, se trataba de tierras que no contaban con una red de acequias para llevar el agua a las fincas. Pero ello, no quiere decir, que los cultivos no se regaran con el agua de las escorrentías.

En Dúrcal, la Acequia de los Hechos, captada a los pies del pico del Caballo en el nacimiento del Río Dúrcal, conducía el agua hasta el Peñón de Muñoz ya en el término de Nigúelas, trasvasando el agua hasta la cuenca del río Torrente. Por este motivo Dúrcal tomaba el agua para el riego de veinte suertes en la vega del Darrón, aunque la vega regada con la acequia de Nigúelas se extendió hasta llegar al cauce del río Dúrcal por encima de la vega de Mahina. Cuando se llevan a cabo los repartos de las suertes de la sierra de Dúrcal y de Nigúelas, encontramos toponimia que indica su uso desde época islámica, por lo que puede afirmarse que su utilización fue una realidad desde la Edad Media y se conservó tras la conquista castellana.

En la alquería de Dúrcal, el aprovechamiento de su territorio se complementa con cultivos en Sierra Nevada donde, a finales del siglo XVI, se consideraba que todas la zonas aptas estaban ya puestas en cultivo. En la redacción de las averiguaciones sobre la sierra, dice que había unas pocas encinas pero mucha leña y destaca que aquellos parajes eran idóneos para el pastoreo. Al parecer, los caminos para acceder a los pagos de la sierra eran difíciles:

Ay montes y baldíos en lo que toca a la Sierra. Hay en el dicho término en lo que toca a la sierra montes, e baldíos, e algunas encinas aunque son pocas e todo lo que se ha podido abrir e beneficiar esta hecho que no hay cosa que no se aya usado y labrado, e en el dicho término e sierra es muy buena para traer e criar ganado, cabras y ovejas en cantidad de dos mill cabezas, e en la dicha sierra hay mucha cantidad de leña aunque sera trabajosa de traer por estar lejos e ser el camino muy fragoso.

El término de Dúrcal se adentraba en Sulayr hasta la cabecera del Río Dúrcal y comprendía una gran zona descrita por los averiguadores:

Comienza dende la solana del río dende un puntal de peñas questa a ojo del arroyo y el dicho arroyo abaxo hasta el río por lo declaro el dicho Miguel de Balca que era el mojon del termino deste lugar i de alli ba la loma arriba a el tajo de las Peñas y todo el tajo de las Peñas hasta el agequia vieja y prosigue por el río grande hasta la Cumbre de los amarillos y esto se entiende tierra de labor porque el termino ba más arriba i de alli ba cortando conforme a la vertiente del agua del y se entiende que todos los prados que dizen de la Cabaña de Gallo, entró en lo de Dúrcal hasta una peña questa en el remate del prado por encima de la Solana de Nigúelas / i luego toma la Loma arriba de la Peñas la loma abajo a dar a la haga de la Cueva Garamás los mojones del real deste lugar, i en la dicha sierra y termino se hizo el repartimiento de las dichas tierras en la manera siguiente.

Tras la expulsión de los moriscos, las autoridades otorgaron la propiedad de una importante parte llamada las Dehesas de la Sierra al Marqués de Mondéjar. De esta manera, en 1582 se realiza una comisión de deslinde y posesiones, para
que no se lesionasen sus derechos y respetando sus posesiones en Sierra Nevada. Veinte años más tarde, con fecha de 15 de septiembre en 1602, se hace un auto sobre la partición de la sierra que también se incluye en el LAR. Habiendo sido la tierra de vega y secano repartida veinte años antes en las suertes de población, el hecho era que las suertes de la sierra no estaban deslindadas ni conocidas por todos los traspasos de haciendas que se habían llevado a cabo. Se decide entonces reorganizar y delimitar las hazas de la sierra para poder hacer lotes y proceder a su reparto:

Y an traspasado su hazienda de forma que y no ninguna claridad de la dicha partición y por que bien que cada vecino conozca la hazienda que le pertenece por que conosciera esta la cultivara e hara della lo que le conviniera y sera quitar entrellas ni diferencias y ansi contiene que se deba partir toda la dicha tierra partiendola en estrances de a diez quadrilla de diez vecindades cada quadrilla y esto se ponga desde luego y para lo partir y hazerlo que contenga!.

Más adelante el auto nos indica de manera indirecta que la sierra se sembraba con cultivos de secano al permitir a los adjudicatarios de las suertes, a que no pagasen la catifa de ese año si habían sembrado o habían dejado de barbecho algunas de estas tierras:

Con tal declaracion que quanto a los veginos deste lugar tienen barbechado i sembrado este presente año i más que la tierra que les cupiere a las dichas que tienen los tales roturos o barbechos queden lisos.

Se procede al repartimiento de los secanos de la sierra a 20 de febrero de 1603 aunque ya se repartiese tras la rebelión: «[…] donde tienen noticia por un papel que delo Miguel de Baca morisco que fue conocedor desta tierra a el testigo e quando primeramente se oblo después de la rebelión», Toda esta tierra de labor quedó dividida y repartida oficialmente en diez cuadrillas en las que se incluían los cien vecinos de Dúrcal. A tenor de los documentos, se reparten diez suertes con las mejores tierras y otras diez en las de tierra de peor calidad. Los vecinos de Dúrcal hicieron uso de todos aquellos recursos que ofrecía la Sierra y desde finales del siglo XVI, algunos de ellos estaban roturando nuevas tierras:

La haca que dizen ser de Miguel de Balca y el arroyo arriba asta un peñon que corta el trance alto i ansi ba cortando las peñas i se entiende que un pedaco de tierra por romper questa ensima de lo que rompio Diego de Haro […] y cupole a la quadrilla de Juan Melguico desde la vereda que va a las labores hacia arriba alindando con el tajo de Peñas que sube desde la haga que rompio Alcaraz hasta unas peñas questan encima de la hoya que sembro Alonso López de Haro.

En el auto sobre la Sierra de 1572 no se expresa la extensión que ocupaba, pero sí indica que son cincuenta los adjudicatarios. Para encontrar alguna referencia a la extensión de los pagos de la sierra, hay que consultar las respuestas a las preguntas generales al interrogatorio del CME ya en 1752: «[…] cinquentta de Dehesa para pasttos, sesentta fanegas de Piñar, Veinte de tierra ynfructtifera por natturaleza en el secano, y las Quatro mil fanegas resttanttes, son de mattorrales, y sierra inútil […]». Indagando a lo largo de las respuestas particulares dadas en el CME, existían en las dehesas unos 3000 chaparros, 500 quejigos, 500 robles y «un crecido número de pinos». En la descripción que hace, se dice que existían tres piezas de tierra llamadas las tierras del Marqués, con una extensión de 310 fanegas. En esta propiedad hace tres diferenciaciones: «Tierra de Cartuja», con una extensión de 60 fanegas de espino y monte bajo; «Tierra de los Jesuitas» con cabida de 40 fanegas de quejigos, robles y chaparras, y unidas a estas se hallan las restantes 210 fanegas que son «pradizales y apastaderos de ganados». Esta referencia a Cartuja y los Jesuitas se debe a que la propiedad de la Dehesa del Marqués había pasado a estar compartida con el Monasterio de San Jerónimo.

Por tanto, la extensión total de la zona aprovechada de Sierra Nevada en el término de Dúrcal era entonces de 360 fanegas, dato que podemos considerar como referencia aproximada a las dimensiones existentes en 1572.

Los cañaverales de Dúrcal

En el caso de la alquería de Dúrcal los cañaverales que se reparten son para el aprovechamiento de la caña común en las labores agrícolas. Existen sesenta y siete cañaverales en la ribera del Río de Dúrcal, que proporcionan materiales para la construcción y para las labores agrícolas. Se repartían a lo largo de nueve pagos junto al cauce del río, quedando sin determinar su localización exacta el 77,61%.

Las eras de Dúrcal

En la alquería de Dúrcal al igual que en Nigúelas, y a diferencia de la de Padul, encontramos extensiones de eras en cada uno de los barrios que la componen. La propiedad de las mismas es particular de los vecinos moriscos y por ello la Corona las enajena para la Hacienda Real, repartiéndolas posteriormente en las suertes de los nuevos pobladores. Durante el Apeo hemos tenido que extraer, de cada una de las suertes adjudicadas, las propiedades y ubicaciones de cada era para agruparlas y estructurar la información. En este caso, las eras se reparten dentro de las suertes, respetando las propiedades de los vecinos cristianos que ya habitaban antes del repartimiento y de los herederos de los mismos sumando un total de 90. No aparecen en todos los barrios de Dúrcal y debemos recordar, en este sentido, que hay un barrio que pertenece enteramente a su majestad porque en él no debían de vivir cristianos antes de la guerra y por tanto todas las haciendas y casas pasaron automáticamente a manos de la Corona. A continuación podemos ver cada uno de los grupos de eras que pertenecían a los diferentes barrios, incluyendo las que no se repartieron pero que se mencionan en las lindes de los lotes de repoblación. Este trabajo ha supuesto analizar cada suerte para contrastar las lindes y poder incluir las eras que no se reparten a los colonos o repobladores por pertenecer a vecinos cristianos viejos de Dúrcal. En la actualidad, pervive un espacio de eras a la salida del pueblo hacia la vega, en la zona donde se ubica el colegio de Nuestra Señora del Carmen. El harát con mayor número de eras era el Darrón (27), seguido de Marchena (18), el Cocaquey (36) por último, el de Almócita (9).

Diseño, organización y uso del sistema hidráulico de Dúrcal

El agroecosistema de regadío constituido por las vegas de Dúrcal, tiene un evidente origen medieval tanto en la organización de los espacios, así como en el reparto del agua. La morfología de unos barrios no conectados físicamente
entre sí, la diferenciación física de los espacios habitados de la alquería, con sus respectivos espacios de vega asociados, inciden en la interpretación de dichos lugares como de clara tradición islámica en su diseño originario. La posterior evolución urbanística de Dúrcal ha disipado esta característica. El análisis de los parcelarios a lo largo del tiempo, muestra como perviven los elementos primigenios de dicho agroecosistema, a los cuales se les han añadido nuevas áreas. Esas modificaciones han dado lugar a unas ampliaciones del perímetro irrigado con el consecuente incremento de canalizaciones y del total de parcelas. Desde la llegada de los repobladores castellanos se pasa de las 770 hazas de regadío que se enumeran en el LAR de Dúrcal de 1571, a las 1465 que constatan las respuestas al interrogatorio incluido en el Catastro del Marqués de la Ensenada. Respecto al aumento de la extensión de las vegas no podemos ser concluyentes por la inconsistencia de los datos aportados por las fuentes historiográficas, tanto del Libro de Apeo y Repartimiento de la alquería del año 1571, como del Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752. Se ha confirmado un aumento significativo de la superficie irrigada que oscila en una horquilla que va desde los 259 a 1290 marjales.

El paisaje actual de los agroecosistemas de regadío de Dúrcal está conformado por un conjunto de áreas irrigadas que, desde su diseño original de tradición islámica, buscaba un aprovechamiento máximo de los espacios y del agua disponible. Sin embargo, aparecen haráts rodeados de vegas. Esto no entra en conflicto con los supuestos de la lógica campesina de máximo aprovechamiento o de la línea de rigidez de los sistemas hidráulicos andalusíes. El hecho de que en Dúrcal los barrios se encuentren a modo de islas, se explica por las sucesivas ampliaciones llevadas a cabo sobre el diseño original. Esos incrementos posibilitaron el asentamiento de nuevos pobladores dando lugar a la morfología de asentamiento que aparece reflejada en el LAR y que llega hasta el último cuarto del siglo XX.

Los recursos hídricos fueron compartidos no solo por los grupos sociales que conformaban los haráts de la alquería, sino que esos patrones de solidaridad en el uso y aprovechamiento del agua, se dieron en las alquerías vecinas. Las captaciones de agua para surtir a las acequias se hacían indistintamente en el territorio de la alquería propia o en la vecina, en aquel lugar en el que el agua estuviera disponible y posibilitara la creación de un espacio de vega. La pertenencia del agua a una alquería no implicaba necesariamente una mayor apropiación de la misma, como sucede en el caso de la acequia de Marchena. Existía y perdura una interconexión e interdependencia de las alquerías limítrofes respecto a la aportación hídrica, encontrando zonas irrigadas con agua proveniente de Nigiúelas y al mismo tiempo, aportando agua a pagos de vega de Cozvíjar y Padul. En definitiva, los agroecosistemas de regadío de Dúrcal, se implantaron durante la Edad Media, por grupos sociales de tradición y cultura islámica, que aplicaron patrones de aprovechamiento de estos espacios típicamente andalusíes. Estos diseños se fueron modificando, con ampliaciones e inclusión de nuevos sistemas hidráulicos. Desde mediados del siglo XX se ha producido un paulatino abandono de la actividad agrícola deteriorándose dichos agroecosistemas y siendo necesaria la preservación de los elementos que perviven del diseño original para evitar así su desaparición.

Diseño del sistema hidráulico de Dúrcal

El caso de la alquería de Dúrcal supone la plasmación de una estructuración del paisaje claramente gentilicia y de tradición andalusí, tanto del territorio urbano como del agrícola. A través de seis barrios, se llevó a cabo un asentamiento diferenciado de varios grupos de individuos interrelacionados entre sí por lazos de parentesco agnaticio (Trillo San José M. C., 2004). Junto a las casas se establecen huertos circundantes a las mismas, en todos los barrios, a partir de los que se extienden todas las vegas. Estos espacios de vega están vertebrados por los ramales de riego derivados de las canalizaciones principales de Dúrcal. En época medieval, existían cinco barrios relativamente cercanos entre sí, rodeados a modo de islas por las vegas: Darrón, Celdelaque, Denmedio, Alauxa y Balma; quedando el barrio de Marchena más alejado del resto y junto a Padul. Asimismo, las vegas de cada harát colindaban entre ellas. Encontramos que sus aguas y riegos se organizan partiendo de la existencia también de tres acequias principales que son suyas en propiedad, de la cuales se obtiene el agua para el riego y consumo a través de una red de canalizaciones y de aljibes. Una se saca del Río Torrente, otra del Río de Margena, y una tercera se toma del Río de Margena, que va a Cozvíjar y de la que la alquería de Dúrcal goza una tercera parte de su agua. En todos los casos la costumbre morisca de reparto del agua, marcaba que cada heredad o parcela disponía de una cantidad de agua fija en un horario explícito. Sin embargo, cuando se instaura la sociedad castellana la irrigación pasa a estructurarse de la forma que explicamos anteriormente, a través de un padrón que regía la distribución del agua por pagos, pasando el agua de unas hazas a otras, hasta completar el riego de todas las vegas. Estos espacios, se organizaban en torno a tres grandes sistemas hidráulicos vertebrados por tres acequias principales: acequia de Mahina, acequia de Marchena y acequia del Torrente.

Acequias del agroecosistema irrigado de Dúrcal

Diseños hidráulicos compartidos: el sistema de la Acequia de Nigúelas y el sistema de la acequia de Marchena

En la alquería de Dúrcal se encuentran dos diseños hidráulicos que son compartidos con otras alquerías: Nigúelas y Padul. En el caso de las zonas de vega deslindadas entre las alquerías de Dúrcal y Nigúelas encontramos una mojonera que delimita dos espacios diferenciados en los que se estructura un mismo agroecosistema de regadío. La demarcación entre ambas alquerías, en la zona de regadío, queda constituida por un brazal de la acequia que viene del Torrente. Por tanto, sus habitantes en el periodo islámico no tenían necesidad de más señales para conocer por dónde discurría cada término. El espacio de regadío se dividía entre ambas alquerías tal y como queda expresado en el deslinde y amojonamiento que realizan las autoridades:

Se hizo otro mojon en el mismo pago de Azila más abajo e de alli ba prosiguiendo el dicho termino a una punta de una haga que era de Juan Lopez vecino de Dúrcal por donde pasa la acequia que viene de Niguelas junto a la punta de un argamason, e por la linde de la dicha haga ba prosiguiendo el dicho termino hasta el Camino Real que ba de Niguelas a Dúrcal donde se hizo otro mojon.

Esta continuidad en el espacio tenía continuidad en el sistema de reparto del agua empleado en cada alquería en época morisca. En ambos lugares, se seguía el mismo criterio aunque con ciertas matizaciones. Mientras en Dúrcal se hacía de acuerdo a una cantidad de agua acorde a las tierras que se poseían y no se indica el tiempo que transcurría entre cada tanda de riego, en Nigúelas existía un patrón de reparto por tiempos organizado en ciclos de cuatro días:

En tiempo de moriscos, cada un becino así ellos como cristianos viejos tenían cada uno de ellos su cantidad de agua conocida a cada uno regaba según la cantidad de agua que Hera contada por su rueda de cuatro en Cuatro días, e otras veces regaban de día e otras de noche (Ferrer, 1994, págs. 117-120).

Respecto a la vega del harát de Marchena, colindante con el término de la alquería de Padul, queda delimitada por una serie de mojones que aparecen en el LAR de Padul. La canalización principal es la Acequia de Marchena, proveniente del Río de Dúrcal y que surte de agua algunas fincas de esta alquería, para pasar después a suministrar agua a la alquería de Cozvíjar y por último regar las heredades de Padul. A cada una de las alquerías correspondía una tercera parte del agua que llevaba la acequia, pero además de esta tercera parte, la alquería de Padul dispone de un derecho de agua llamado Miadar. El significado de este vocablo suponía que en ciclos de seis días de riego, el último de ellos le pertenecía a Padul durante todo el día y la noche, para su aprovechamiento «sin que tengan nada que ver los vecinos de la alquería de Dúrcal» (Ferrer, 1994, pág. 27). Se diferenciaron ambas alquerías por este brazal de la acequia:

Se divide desde una acequia que llaman de la haza de Álvaro y de allí va a dar a una fuente de agua, mas arriba de unos álamos altos y de allí va a dar a la Laguna[…] y luego prosiguiendo por una acequia que va derecha entre dos olivares […] a dar a la laguna […] y luego vuelve la dicha acequia, como veinte pasos a la mano izquierda y prosigue al Margen […] pasada una vereda que va del Padul a Cozvíjar a la mano derecha […] y luego prosiguiendo el acequia se fue derecho hasta el remate de ella (Ferrer, 1994, págs. 50-52).

Si desconociéramos el deslinde de los municipios, sería imposible diferenciar donde empieza o acaba cada uno de ellos atendiendo a la morfología del sistema de irrigación de la Acequia de Marchena. La indeterminación de los límites exactos de ambas alquerías, basándose en el origen de los propietarios de las hazas de regadío, se complementa con la indicación de zonas de uso común que suponen una frontera difusa entre ambos territorios, como ya se ha indicado anteriormente:

En el Pago que dicen de la Fila que es pasto comun frontero de la linde, que divide el olivar de Diego de Aguilar, vecino de Dúrcal y de Diego de Córdoba, vecino de Padul (Ferrer, 1994, pág. 51).

Es un límite fuera de la zona irrigada que no separa ambas alquerías ya que se trata de un espacio que puede usarse indistintamente por ambas. Este uso flexible de los territorios no supone que no estuviese definido el término de cada una de ellas, tal y como se constata en los documentos árabes del Cenete, en 1472. Las alquerías de Jerez y Alcázar se opusieron a que los vecinos de Lanteira pudiesen entrar en las zonas de sus pastos [González, 1940: 348 en (Trillo San José M. C., 2006, pág. 244)]. Por tanto el uso es de común acuerdo, al pertenecer a ambas. En cambio, era totalmente diferente el criterio de reparto de agua en cada una de ellas, ya que mientras en Dúrcal todo la partición se hacía de acuerdo a que todas las hazas tenían su cantidad de agua y sus horas de riego conocidas, en las hazas pertenecientes a Padul se repartía en cuatro grandes turnos y a partir de esa distribución, se empleaba el sistema de dawla:

Se reparte este riego por azadas, que entre día y noche son cuatro azadas y en estas cuatro azadas se reparte el riego de estos pagos, y el dicho Pedro Marín declaro haber en ellos seiscientos y veinte marjales de tierra, y lo firmo (Ferrer, 1994, pág. 60).

Esta relación a través del agua con Nigúelas, debió ser una ampliación del diseño originario de Dúrcal, ya que la zona irrigada por la acequia del Torrente o de Nigúelas, queda por encima de la acequia de Mahina, haciendo que cinco de los haráts queden por debajo de la línea de rigidez. El harát de Marchena quedaba en otra vertiente y no le afecta esta acequia. En el caso de la vega de Marchena, supone un espacio muy reducido en comparación con los 620 marjales (32,767 hectáreas) que pertenecían a Padul. El objeto de esta acequia era aportar agua a Cozvíjar y Padul, quien tiene una mayor cantidad de agua en propiedad. Obviamente, se aprovechó todo el recorrido de la misma para instalar hazas de regadío y de olivos.

Distribución de los agroecosistemas irrigados de Dúrcal

Respecto a la distribución de los agroecosistemas irrigados, partimos de las referencias del LAR de Dúrcal en las que los conocedores exponen, en el apartado de las averiguaciones, que en el lugar existen 2.200 marjales de riego:

Ay en el dicho Lugar y su término dos mill y doscientos marjales de tierra de riego porque a cada vezino le ha cavido y tiene en su suerte veinte y dos marjales y estan en vegas e vancales e barrancos que todos pertenecen a su Majestad e como tales los tienen repartidos fuera de hacas de Cristianos viejos e Yglesia e havices.

A cada familia morisca le correspondía una media de 11 marjales de regadío, lo que supone más de 0,58 hectáreas de superficie de cultivo de regadío. El

cálculo se obtiene de los datos ofrecidos por el LAR, que indica que en la alquería había doscientos vecinos moriscos:

Este dicho lugar de Dúrcal esta a quatro Leguas de la Ciudad de Granada en el dicho Calle esta en el paso y Camino Real que ba de la dicha ciudad a la Alpujarra y otras partes, y a esta causa es Lugar muy pasajero, e en el ai tres mesones que pretenden ser de cristianos viejos en tiempo de morisco, avia en el dicho Lugar Doscientos vez poco más o menos, e agora al presente ai cien vecinos de la nueva población que por arrendamiento viven e residen en el dicho Lugar.

Dentro de la superficie irrigada de forma regular o esporádica, se incluye el cultivo de olivos y también la superficie de viñas de regadío y de secano, que suman otros trescientos marjales:

En la dicha tierra hay de riego que esta 1600 olivos. Dicho en todo el termino, hay mill y seiscientos olivos poco más o menos buenos, y no tales que estos pertenecen a su Majestad e como tales están repartidos de los cuales se cogerán en cada un año con otro, porque ai año bacio, e año lleno, trecientas arrovas de aceite poco más o menos […] 300 marxales de viñas secano e riego. Ai en el termino demás de lo que está dicho que pertenecen a su Majestad trecientos marjales de viñas de secanos e riego, que son mui rruines, y de poco llevar, e están mui maltratadas que es más la costa que el provecho.

Sin embargo, tras desglosar las adjudicaciones de suertes a los nuevos pobladores, resulta que la suma total de marjales obtenida es de 2741,5 que estaban repartidos en 770 hazas a lo largo de más de veinticinco pagos. Tenemos por tanto una incongruencia en los datos que no se puede justificar salvo por un error en las apreciaciones de los testigos, de la redacción del documento o por la intención de ocultar a las autoridades una parte de estas tierras y evitar el pago correspondiente del censo a la Corona.

Sobre esas 770 hazas, podemos constatar que su tamaño más usual estaba comprendido entre dos y tres marjales (154 hazas, 19,61% del total). El segundo tamaño más frecuente de las hazas de regadío estaba comprendido entre tres y cuatro marjales (133 hazas, 16,95%). El tercer tamaño que más aparece era el de hazas que medían entre uno y dos marjales (125 hazas, 15,92%) y de aquellas que tenían una superficie de entre cuatro y cinco marjales (93 hazas, 11,85%). Entre estos cuatro tamaños suman un total de 509 parcelas del total de 770 (72,74%). Hay que indicar que estas medidas están extraídas del repartimiento, en el que se indican las dimensiones de todas las hazas que reciben los repobladores. Los tamaños de esas parcelas se modifican cuando los castellanos reciben algunas de ellas, que son colindantes y entonces se produce un proceso de concentración que no es relevante, tal y como puede concluirse del análisis del repartimiento de suertes de repoblación. En definitiva, el espacio irrigado de tradición islámica de la alquería de Dúrcal, se repartía en propiedades de un tamaño mediano, que en época morisca podía suponer la posesión de entre dos y seis parcelas de regadío por cada vecino al poseer cada vecino una media de once marjales de riego. De la lectura de los repartos no se desprende ningún indicio de grandes propiedades, ya que tampoco los bienes habices de la Corona y de la Iglesia, incluían grandes parcelas, ni concentración de ellas en un pago determinado. Hemos analizado los pagos de Dúrcal, para determinar si existía algún patrón que determinase su extensión y no se extraen resultados irrebatibles.

Existe mucha diversidad en cuanto a la extensión de los pagos de regadío de la alquería, e incluso, existen pagos que combinan hazas de regadío y de secano. Es por esta última razón que, el mayor número de pagos con tierras de riego (nueve), no superen los diez marjales. No obstante, las grandes superficies de vegas se encuentran asociadas a los haráts siendo las de mayor extensión, la vega de Marchena y Mahina. Incluyendo el pequeño barrio de Lojuela, que no llegó a repartirse porque quedó como propiedad del rey, el total de estas vegas llega a sumar 2055 marjales de tierra de riego, de los 2200 marjales que reconocen los averiguadores, o los 2741,69 marjales que hemos contabilizado en las adjudicaciones de suertes.

Evolución de los agroecosistemas de irrigación en la alquería de Dúrcal

La pervivencia de la organización de los espacios de regadío tradicionales de Dúrcal, ha sido posible mientras los modos de vida de sus habitantes se han basado en la agricultura, ya que la utilidad y eficiencia de los sistemas de riego diseñados en su momento por los musulmanes, han seguido manteniendo su eficacia hasta hace pocos años. Incluso hoy en día, contando con las modificaciones provocadas por la invasión urbanística y de infraestructuras de los espacios de cultivo de regadío, es posible apreciar el diseño primitivo. En este caso, la estratificación paisajística no ha ocultado totalmente los elementos primigenios de las acequias y brazales en su totalidad. En la alquería medieval de Dúrcal, encontramos una disposición de los espacios productivos agrícolas de tradición islámica, similar a los modelos que recoge Trillo San José:

El territorio de la alquería se organizaba en varias partes con una entidad jurídica diferenciada cada una de ellas y complementarias entre sí por el tipo de explotación a que se destinaban. […] El espacio se dividía en tierras apropiadas o mamlúka, no apropiadas o mubáha, que a su vez estaban compuestas por las comunales, o harim, y las muertas, o mawát (Linant de Bellefonds, 1959). (Trillo San José M. C., 2006, págs. 85-93).

A continuación de la zona dedicada a los huertos, aparecen las vegas con sus propiedades y haciendas dispuestas a lo largo de un sistema de acequias y ramales que suministraban agua a todas las parcelas. Las vegas de cada harát lindan con las de los otros barrios, pero los sistemas de irrigación no parecen diferentes, todas comparten el mismo agroecosistema, de modo que se distribuyen las 770 parcelas que la componen, agrupadas bajo un criterio gentilicio.

En el sentido de poder determinar si la propiedad de la tierra en época islámica seguía una organización gentilicia, al no conservarse en el LAR la relación de los propietarios moriscos, es imposible determinar si las hazas de una misma familia estaban juntas o si había dispersión de las mismas por los diferentes pagos de la alquería. Otra posible vía de investigación sería analizar la toponimia en busca de antropónimos o nombres de pagos gentilicios (Trillo San José M. C., 2006). En este caso no los hay. En tercer lugar, podríamos analizar el reparto de agua, viendo si su asignación es gentilicia y en este caso, no lo parece: « […] en tiempo de moriscos el riego era diferente porque cada uno tenía su agua conocida por sus oras conforme a la hazienda que tenia […)». Este modelo presente en Dúrcal en el periodo morisco, podría identificarse como de riego topográfico:

Siendo la expresión en el espacio de una cierta disgregación de la estructura social en clanes, o al menos, de la pérdida de cohesión de su base material, la tierra, y en esa medida, de la fuerza de los lazos de parentesco extenso. […] el espacio será fundamentalmente aldeano y desigual (Trillo San José M. C., 2004).

No queda claro si el orden de riego seguía un reparto a partir del cual, cada parcela recibía el agua proporcionalmente a su extensión, o si los riegos se adjudicaban a cada propietario independientemente de la ubicación de sus parcelas en un pago determinado. Por las averiguaciones hechas, puede entenderse que la modificación que hacen los castellanos viene a significar una continuidad en el sistema anterior, con las lógicas adaptaciones que originó el reparto de suertes. No se modificaría la cantidad de agua para cada propiedad, sino que una vez solventada la cuantía correspondiente a cada haza, los regadores mediante un criterio de tanda, regarían todos los pagos. No parece por tanto, que el agua se repartiera de acuerdo a criterios gentilicios y por lógica, la estructuración de la propiedad tampoco lo era. Esto significa que el tipo de sociedad se alejaba de los patrones agnaticios y se asemejaba más a los modelos familiares occidentales (Trillo San José M. C., 2004). La organización agnaticia se ve claramente en la existencia de los haráts, indicando el tipo de sociedad que se estableció originariamente en Dúrcal. Sin embargo, en el siglo XVI, la sociedad morisca no mantiene ya esos patrones por lo que se refleja en la organización de las propiedades o en el reparto del agua. Perduró el tipo de asentamiento clánico con la existencia de seis haráts interrelacionados. Las casas se agrupaban en torno a una vía de comunicación, un camino o calle principal que los une al resto de haráts y con el Camino Real de Granada a la Alpujarra. A partir de este eje, se disponen los diferentes espacios agrícolas condicionados por la posibilidad de irrigación. Todos sus barrios a excepción de Marchena (El Darrón, El barrio de En medio, Almócita, Balina, Lojuela) se encuentran rodeados a modo de islas, por las vegas. ¿Cómo es posible entonces que el principio de rigidez no se aprecie en Dúrcal? Esta incongruencia respecto a los modelos teóricos expuestos por Barceló (Barceló M. e., 1988) en lo referente a la ubicación de los asentamientos y organización de espacios productivos, se explica por la cronología de las distintas acequias y por su relación con los asentamientos.

Datación de los sistemas de irrigación de Dúrcal

Para irrigar la vega de la alquería de Dúrcal encontramos dos sistemas diferenciados por la presencia de la depresión del Río Dúrcal. En el lado norte de éste, se le aporta agua al barrio de Marchena con el agua de dicho río. Al otro lado, se riega con agua proveniente también del caudal del río aunque también mediante otra conducción procedente del Río Torrente, la cual está compartida con la colindante alquería de Nigüelas. Al estudiar las tierras de la Sierra, encontramos que en el recuento de estas acequias se ha omitido la existente en la zona de Sierra Nevada, la Acequia Vieja. De ella no se hace más referencia en todo el LAR por lo que no podemos más que suponer que regaba una extensión de tierra limitada y que pertenecía a la suerte que le correspondió a Antón Portillo:

Antón Portillo tiene suerte quinta y alinda con Bartolomé de la Puerta por la parte de abajo y por la parte alta con el acequia de la dehesa i de la acequia vieja.

No todas las acequias fueron diseñadas y construidas al unísono. Considerando los dos sistemas que rodean los cinco barrios al este del río Dúrcal, las acequias de Mahina y de Nigúelas, se aprecia claramente que la primera es anterior a la segunda. Son dos canalizaciones que dirigen el agua en sentido

contrario discurriendo por la misma ladera, a alturas diferentes. La acequia de Mahina, captada en el Río Dúrcal, irrigaba toda la vega del mismo nombre a través de ramales perpendiculares que luego se van adaptando a su orografía hasta llegar a pasar por debajo del harát de Almócita. Este fue el diseño inicial y a partir de este punto, se amplió el sistema hasta bordear los barrios centrales (Denmedio, y Celdelaque) y dirigirse al pago de las Fuentes, donde termina la acequia. La acequia de Nigúelas fue de construcción posterior a la de Mahina, lo que posibilitó el riego de todas hasta las hazas que quedaban por encima de la misma. Tuvo posteriormente dos ampliaciones, creando una zona de riego eventual (acequias del secano) y una extensión de la canalización principal, más allá de la vega del Darrón, que llegó hasta el río de Dúrcal.

En la acequia de Marchena, que se dirige a Cozvíjar y Padul sí se distingue el principio de rigidez dejando por debajo de ella la zona irrigada del pago homónimo. Esta acequia tiene su captación en el río Dúrcal al igual que la acequia de Mahina y dentro del término de la alquería regaba principalmente olivares. También es de época medieval pero no disponemos de elementos materiales para concretar unas fechas, al igual que sucede con las otras dos acequias. Al tratarse de canalizaciones que discurren por tierras arcillosas, no abundan los elementos construidos, exceptuando el partidor de Cozvíjar. En este punto se deriva el agua en dos canalizaciones aunque queda actualmente bajo una casa y por tanto es imposible analizar posibles restos de cultura material que posibilitasen algún tipo de datación.

Organización y funcionamiento de los sistemas de irrigación de Dúrcal

En esta investigación podemos mostrar el diseño de las acequias que han pervivido hasta nuestros días y que se estructuran en los tres mismos sistemas reflejados en el LAR y cuyos orígenes son medievales. Tomando en consideración las modificaciones de los regadíos de Mahina por el trazado de la carretera N-323 y la extensión del casco urbano de la localidad, apreciamos que a pesar de haber perdido lógicamente algunas parcelas o hazas de riego por los motivos anteriores, el resto del espacio irrigado coincide en su mayor parte con el de los diseños islámicos.

Mientras que en el LAR de Dúrcal, en el apartado de las averiguaciones se indicaba que había 2200 marjales de riego, al realizar un desglose de las suertes y obtener un parcelario, la cantidad de hazas de regadío suma un total de 2741,69 marjales. Existe una gran diferencia entre ambas cantidades que en principio no puede explicarse, salvo por un error de los escribano o de los informadores. En cualquier caso, estamos ante la falta de fiabilidad de la fuente historiográfica, ya que en el mismo documento aparecen ambos datos. La evolución que experimenta el espacio irrigado de Dúrcal está reflejada de manera plausible en las respuestas juradas incluidas en el Catastro del Marqués de Ensenada (CME) de 1752, pertenecientes a los vecinos seculares y hacendados forasteros. En ellas, consta que en Dúrcal hay 1465 hazas de tierra de riego compuestas por 4081 marjales de los cuales se siembran regularmente 4033 y un cuarto de marjal. Se han puesto de viña 47 marjales y tres cuartos. Aparte, también hay 300 marjales de olivares en Marchena que no se han incluido en el recuento de las respuestas particulares y que se califican como inútiles para sembrar:*?. Pero las incongruencias de datos respecto a la cantidad de tierra, aparecen de nuevo, ya que analizando las respuestas generales, las cantidades no coinciden con las reflejadas en las tablas finales del catastro. Respecto a la cantidad de tierras de cultivo existentes en 1752, en la respuesta a la pregunta décima se indica que había 7960 medidas de tierra. Desglosadas, las tierras se dedicaban de la siguiente manera: 3000 marjales de regadío (158,55 ha), 600 fanegas de secano (285,39 ha), 30 fanegas de viña (14,2695 ha), 250 fanegas de dehesa para pastos (118,9125 ha), 60 fanegas de pinares (28,52 ha), 20 de tierra no productiva (9,513 ha), quedando 4000 fanegas (1902,6 ha) de matorrales y sierra183, Por tanto, el cultivo de regadío experimentó un incremento de casi 800 marjales. Pero volvemos a encontrarnos con datos no consistentes, porque son 4081 los marjales de tierra de regadío los que se indican en las tablas finales del catastro. Se trata de una diferencia muy significativa, de 1031 marjales. El parcelario se vio igualmente aumentado al pasar de 770 hazas de regadío a las 1465, un 90% más desde el siglo XVI al XVIII. En cualquier caso, tomando como datos más fidedignos los obtenidos por el recuento de hazas que hemos llevado a cabo desde la adjudicación de suertes a los nuevos pobladores en 1571, el incremento en el espacio de regadío de Dúrcal fue de entre 259 y 1290 marjales. El rango es demasiado alto, pero no podemos ser más específicos, salvo indicar que se produjo un incremento en la extensión de las vegas.

En el LAR de Dúrcal se recogen todos los pagos de regadío que existían en la alquería en 1571. Podemos saber la extensión de los mismos así como la ubicación de algunos de ellos ya que han pervivido en el acervo toponímico del paisaje. No obstante, otros topónimos han desaparecido impidiendo de este modo poder establecer su ubicación. A continuación, se analizarán los espacios irrigados que conforman la totalidad del agroecosistema de vegas de Dúrcal y que conservan dentro de ellos los espacios originarios andalusíes. La descripción de todo el riego ha sido posible gracias a las aportaciones de vecinos de la localidad de Dúrcal que en su juventud trabajaban en el campo y, por tanto, conocen el funcionamiento del reparto del agua y uso de las acequias.

Sistema de Marchena

En todos los pagos que se incluyen en el sistema de Marchena encontramos zonas de regadío permanente y otras de riego esporádico, conforme las propiedades se alejan de la acequia principal y de los brazales. Debemos recordar que tradicionalmente, a la zona de Marchena le corresponden unos días de riego semanales tal y como recoge el LAR de Padul, alquería a la que pertenecen la mayor parte de los derechos del agua de la acequia con que se riega (Ferrer, 1994, pág. 61). En total, según las mediciones del LAR había 62 marjales y 22 estadales de olivares pertenecientes al Pago de Marchena. El pago de olivares propiamente dicho, comenzaba en la linde con la alquería de Dúrcal, llegando junto al pago de Handac Al-Garan, especificando entonces que todo este pago se regaba con el agua de la acequia que se llamaba Quatrabija, captada de un manantial y no con la acequia proveniente del Río Dúrcal. Los olivares de riego de Marchena y Ha dac Al-Garan, que eran propiedad de Padul, contaban con una extensión de 353marjales y estaban: « […] por debajo de la acequia con que se riegan, que llaman de Marchena» (Ferrer, 1994, pág. 72). El reparto del agua una vez que pertenece a Padul, se hacía por el sistema de azadas explicado anteriormente, toda vez que el agua le pertenecía a la parte de Marchena perteneciente a Dúrcal lo que no incluía el Miadar (Ferrer, 1994, pág. 27). El riego de toda esta zona se estructuraba tradicionalmente tal y como se describe a continuación, utilizando el agua en turnos y tandas que llevaban a cabo los regadores de la comunidad de regantes.

Pago de Los Olivares y la Loma de Marchena

El sistema original comprendía las hazas más cercanas a la acequia que, como podemos ver, son más irregulares que las parcelaciones más modernas. Se regaba y se sigue haciendo desde el Camino de la Mojonera de Dúrcal por el este, tomando como referencia el Camino de la Laguna, hasta el Camino del Aguadero a Cozvíjar. La Acequia de Marchena va sacando ramales hacia abajo (dirección sur- oeste), con el brazal de la Loma, pasando por el Camino de la Colada y siguiendo por el Camino de los olivares que llega hasta la linde con el término de Padul. Se riegan 335 hazas de desigual tamaño y datación. A la parte de abajo del Camino de la Laguna, encontramos más propiedades puestas en riego que están dedicadas al olivar extensivo. Sin embargo, entre la acequia y este camino se muestra un pago de tierras muy parcelado y con lindes muy irregulares. Llegando a la Colada, el camino se adapta siguiendo el ramal de riego extraído de la Acequia de Marchena. A partir de ahí, hacia el oeste y hacia el norte, siempre por debajo de la Acequia de Marchena, hay propiedades muy pequeñas que riegan siempre con largos brazles, por turnos y sin orden predeterminado. Riega quien primero coge el agua, y el resto según vayan pidiendo la vez. Entre el Camino de la Colada o Cañada de Marchena por el este, la acequia por el norte y el lindero de Padul encontramos dos zonas irrigadas por una bifurcación de la Acequia de Marchena. Una de ellas discurre por el Camino de los Olivares y proporciona agua hasta el camino del Aguadero a cien propiedades. La otra ramificación discurre paralela a la N-323 en su lado sur y da riego a ciento ocho fincas. La eficacia del sistema actual queda mermada por el abandono del cultivo de las fincas, originando que el agua pase al lado de muchas de ellas, sin ser utilizada.

El pago de la vega de la Laguna de Dúrcal

Situado por debajo del Camino del Aguadero haciendo un cuadro de 202 hazas de tierra, lo recorren unos ramales de distribución que vienen del primer ramal de Marchena, hasta llegar a la llamada Vereda de la Linde con Cozvíjar y a Padul casi hasta la Madre Blanca con la Acequia del Término. Las parcelas irrigadas desde época medieval son las más cercanas a la acequia principal y a los ramales, aunque la morfología de las fincas no sea irregular. Se debe a que este pago era de olivares de gran extensión18*, Hoy en día siguen algunas en cultivo, con los brazales parcialmente modernizados. El camino discurre en paralelo a la acequia siendo el tramo perteneciente al Camino Real de la Alpujarra entre Padul y Cozvíjar.

Pago de los Romerales

En este pago, el agua que viene de la Acequia de Marchena que comparte con Padul y Cozvíjar, riega hasta el barranco del Río Dúrcal desde el Camino de la Mojonera de Cozvíjar unas 123 propiedades de olivares en la actualidad. Con la acequia de Padul, aquella que discurre encima de la carretera, deslindando desde el Camino de las Nieves, se riegan 187 fincas aunque la datación de esta parte es posterior al siglo XVI. Al este de este camino en el Pago de la Venta del Álamo y hasta el río Dúrcal quedan cultivadas 112 fincas de las que 43 no tienen posibilidad de regar con el agua de la acequia. Son por tanto unas zonas de cultivo de regadío de datación moderna y no medieval como la zona inicial del pago.

Sistema del Torrente

La acequia que surte a todo este sistema proviene de la alquería de Nigúelas y entra en la jurisdicción de Dúrcal por encima del Camino de Nigúelas, justo tres fincas por encima del mismo en el Pago de la Moraija. Pero no es el único punto de llegada de agua a Dúrcal, ya que siete fincas hacia la parte de arriba, encontramos la llamada Acequia del Secano, una ampliación posterior que proporcionaba riego eventual a la zona comprendida entre ambas canalizaciones. La acequia del Torrente riega olivares desde el término de Nigúelas, con su límite en la acequia de Nigúelas por la parte baja, avanzando hasta cruzar el Camino del Entradero, para proseguir en dirección al Río Dúrcal cruzando el Barranco de las Eras, atravesar el Camino del Zahor y terminando en una finca actualmente plantada de almendros a la que en pocas ocasiones llega la acequia con agua, junto al Instituto de las Arenillas. En este punto, se distancia de la Acequia de Nigúelas solamente dos hazas. La longitud total de esta acequia de canalización dentro de la alquería de Dúrcal es de 2650 metros en su ramal principal.

Retrocediendo de nuevo hasta la linde con el término de Nigúelas para describir el riego con el agua de la acequia de Nigúelas propiamente dicha, entra en la vega de Dúrcal y comienza a repartir caudal a través de ramales que irrigan la totalidad de la vega de la zona norte del núcleo urbano, hacia la sierra. El primer ramal de reparto se encuentra en la parte de abajo del camino hacia Nigúelas. Es un brazal que se desdobla y toma dos nombres. El primero de ellos es el Brazal de las Barreras que riega aprovechando el desnivel y longitudinalmente en dirección hacia la carretera de Granada a Motril. El segundo es el Brazal de Iznatar o Inatar que riega por criterio geográfico o por turno no definido de antemano a lado y lado del mismo, cruzando el Camino de Nigúelas en dirección a las Barreras y el Ginatar en sentido noreste-sudoeste. Ambos se encuentran muy deteriorados en la actualidad y podemos encontrarlos al pasar el Polideportivo, si nos dirigimos a Nigúelas desde Dúrcal unos doscientos metros en la parte de debajo de dicho camino, que antiguamente recibía el nombre de Camino de la Escolta.

El siguiente brazal de riego sale justamente en la linde de la fábrica de la Colmena y se llama Brazal de las Pañoletas. A mitad de recorrido entre el Camino de Nigúelas y la carretera de Motril se une a la izquierda con el Brazal del Jinatar y a la derecha con el Brazal de las Eras. Avanzando hacia el barranco del Río Dúrcal, el siguiente es el Brazal de la Ermita que riega pasando junto a ella hacia el Camino de la Cañada y enlaza con el Camino de la Posma, dando agua al Pago del Broncano.

Avanzando por la acequia se dispone el Brazal de Iznatar y otros tres brazales más antes de llegar al Camino del ojo Despeñadero, junto al que baja otro brazal que se subdivide a su vez en otro más. Prosiguiendo hasta el Camino de la Graja y el Camino del Entradero, el agua va allí hacia el Brazal de la Huerta, atravesando el Camino del Corral de Aranda. A partir del Brazal de la Huerta, encontramos la misma vega con un sistema doble de suministro hidrológico. Los brazales llegan justo encima de la acequia de Margena situada al lado de abajo del Camino del Corral de Aranda y que riega en sentido contrario a cómo viene haciéndolo el agua que llega del Río Torrente. Encontramos en este espacio el Brazal de Bolos, el Brazal de la Rambla, el Brazal Paratas y llegamos hasta el Camino del Zahor. Desde este punto, ya no hay más brazales, regándose apenas un trance, siempre con el límite de la línea de rigidez de la canalización de la Acequia de Mahina que discurre en sentido contrario, apenas unas decenas de metros más abajo. Son en su mayoría, parcelaciones que perviven del sistema originario medieval.

Sistema de la Acequia de Margena o Mahina

Acequia de Margena por encima de Almócita.

Esta acequia comenzaba regando desde el barranco del Río Dúrcal, siempre hacia el lado de abajo y en dirección hacia Almócita. Engloba desde el Camino de la Sierra y el río, volviendo por el barranco de las Eras hacia el antiguo Camino de las Eras de Almócita. El primer ramal que existía es el Brazal de las Peñas, que atravesaba la Vereda de las Viñas y por debajo de este hacía un recodo un poco por encima del Camino del Corral de Aranda. Se sacaba para regar las propiedades el Brazal del Fuerte desde la acequia hasta llegar al Camino del Cortijo de Reyes, donde coincidía con el Camino de Almócita y un trance debajo del camino del Corral de Aranda giraba en dirección al barranco del río y volvía a girar noventa grados hacia el Camino Real o carretera antigua de Motril, para atravesarla y continuar el riego aunque ya, desde este punto, era muy eventual por la escasez de agua.

La siguiente bifurcación del agua se hace en el cruce con el Camino de la Peñas, desde donde sale el Brazal de la Higuera, el cual corta el Camino del Fuerte, el Camino de Margena, el Camino de Almócita y la N-323. Varios ramales más de la acequia bajan por el Camino de la Olivilla y otras lindes hacia el barrio de Almócita atravesando el barrio, la antigua vega del mismo que lo circundaba y llegando entonces hasta la carretera de Granada a Motril. Actualmente la circunvalación que realiza la N-323 por la vega de Dúrcal abarca desde el Camino del Corral de Aranda. Gran parte del espacio descrito como regadío en este apartado queda ahora incluso en el núcleo urbano.

Acequia de Margena. Por debajo de las Fuentes, La Isla, Balina, La Cañada y El Llano.

Esa agua regaba la zona comprendida entre la carretera y el Camino del Río, el Pago de Las Fuentes. Por debajo del Camino del Río sale la Colada del Ganado justo por donde discurre una acequia de riego ocasional hasta llegar al barranco del Río Dúrcal y siempre en paralelo al mismo en el actual Camino del Cementerio. Desde el camino del Río en la parte superior, la Colada del Ganado hacia el río y el Camino del Baño hacia el este encontramos más zona de vega. Se incluye en esta zona antes de llegar al Olivón, la Isla entre el camino del río y la carretera (de riego con sus acequias ya muy deterioradas en la actualidad), el Pago de la Fuente debajo del anterior, ubicado en la parte baja del Camino de las Fuentes. A continuación, justo encontramos el Pago de Buenavista. Más allá de aquí, el Pago del Olivón y las Eras de Balina hasta llegar al Pago de Rosales y la Cañada de los Serbos siendo el límite el Camino de los Baños de Urquízar. Las zonas de Rosales y del Picón quedan separadas por el Camino del Castillejo, que continúa a su vez por el trazado del Camino de Cónchar.

En la Vega de Balina, están las vegas de la Posma, la Cañada y el Llano propiamente dicho. Actualmente está edificada en gran parte. Existían unos brazales de riego con el agua que discurren junto a los caminos, de los que parten una serie de ramales (Brazal de La Ermita) que dirigen el agua a las parcelas.

El Broncano y el Retamal

Estos pagos se ubican junto a la linde con Nigúelas, limitando al noreste con el Camino de la Posma y el Camino de la Cañada desde la Ermita de San Blas, incluyendo el Barranco de la Posma que riega heredades con frutales, el Barranco de San Isidro y el Barranco del Retamar. Los pagos llegan hasta la jurisdicción de Cónchar por el sur y la de Nigúelas por el este. En esta zona existen acequias de riego eventual.

Tierras de secano de Dúrcal

Los secanos de Dúrcal podemos diferenciarlos en dos grandes espacios o zonas muy diferenciadas. En primer lugar, hay una serie de pagos que se sitúan a los bordes de las zonas irrigadas, de las vegas, ya que no es posible llevar el agua hasta las hazas. Encontramos la primera de estas zonas en la parte inmediatamente superior de las acequias de Mahina, de Marchena y de Nigúelas, entre las vegas y la dehesa que llega hasta las faldas de la Sierra. La segunda de estas zonas estaba al otro extremo de los sistemas de irrigación. Si bien la primera zona mencionada refleja nítidamente la línea de rigidez que presenta las canalizaciones principales de los agroecosistemas de irrigación de Dúrcal, la segunda de ellas marca el final de estos espacios a los que paulatinamente resulta inabordable su irrigación, por la cantidad de agua disponible en las acequias. De las hazas de vega, pasamos sin interrupciones a los espacios de riego eventual ocupados por olivares e inmediatamente, a continuación, se disponen las hazas de secano, bien dedicadas al cultivo de viñedos, almendros, etc. Se trata en ambos casos de un mismo tipo de espacios colindantes a la alquería y que se extienden por los Pagos de los Llanos del Castillejo, en Marchena y Pago del Broncano.

El otro gran espacio de secano se encuentra en la Sierra, donde aparecen unas grandes zonas de cultivo organizadas en diferentes pagos y adjudicadas en las suertes del Libro de Apeo y Repartimiento. Esta zona comprendía toda la tierra que se extendía desde la Solana del Río hasta el llamado Tajo de las Peñas. Desde allí, llegaban las hazas hasta la Acequia Vieja (de los Hechos o de la Alfaguara) que nace bajo el pico del Caballo. La descripción de las tierras de cultivo de la Sierra la encontramos en el auto sobre su partición con fecha de 15 de septiembre de 1602:

La sierra de Dúrcal donde tienen noticia por un papel que dejo Miguel de Baca morisco que fue conocedor desta tierra a el testigo e quando primeramente se oblo después de la rebelión, de los cristianos dice nos que comienza dende la solana del río dende un puntal de peñas questa a ojo del arroyo y el dicho arroyo abaxo hasta el río por lo declaro el dicho Miguel de Balga que era el mojon del termino deste lugar i de alli ba la loma arriba a el tajo de las Peñas y todo el tajo de las Peñas hasta el agequia vieja y prosigue por el río grande hasta la Cumbre de los amarillos y esto se entiende tierra de labor porque el termino iba más arriba i de alli ba cortando conforme a la vertiente del agua del y se entiende que todos los prados que dizen de la Cabaña de Gallo, entró en lo de Dúrcal hasta una peña questa en el remate del prado por encima de la Solana de Nigúelas, i luego toma la Loma arriba de la Peñas la loma abajo a dar a la haca de la Cueva Garamás los mojones del Real deste lugar.

Las averiguaciones del LAR nos indican la extensión de las tierras de secano, que se elevan a 200 fanegas: «Ai en el dicho Lugar e termino docientas fanegas de sembradura de tierra labradas de secano son mui ruines». Del mismo modo, en 1752 los secanos suponen 600 fanegas y 30 fanegas ocupan las viñas. El crecimiento durante este tiempo en términos totales supondría pasar de 95,13 a 285,39 hectáreas de cultivo de secano, evidenciando una evolución de la actividad agrícola hacia formas orientadas a la creación de excedentes y por tanto, del comercio.

Reparto de casas en Dúrcal

Reparto de casas en el Barrio de Almócita

Reparto de casas en el Barrio de El Darrón

Reparto de casas en el Barrio de Marchena

Reparto de casas en el Barrio de Balina

Reparto de casas en el Barrio de Çocaque

Reparto de casas en el Barrio de Lojuela

Reparto de casas en el Barrio de Enmedio

Reparto de albercas en Dúrcal

Reparto de Suertes de la Sierra

Cuadrilla de repartos de la Sierra de Dúrcal (según LAR)

Propietarios de las suertes en la Sierra de Dúrcal (según CME de 1752)

Reparto de Cañaverales

Reparto de las Eras de Dúrcal

Eras en el Barrio de Almócita

Eras en el Barrio de Marchena

Eras en el Barrio del Darrón

Eras en el Barrio del Çocaque

Reparto de Parcelarios de Dúrcal

Parcelario del Barrio de Almócita

Parcelario de Bacamía

Parcelario de Balina

Parcelario de los Baños

Parcelario del Barranco de los Almendros

Parcelario del pago de Blanquizar

Parcelarios de la Cabaña de Alonso López y Cabaña de Rodrigo de Molina

Parcelario de hazas sin ubicar pero lindando con caminos

Parcelario de las Cañadas

Parcelario del Pago del Castillejo

Parcelario del Barrio del Çocaque

Parcelario del Barrio del Darrón

Parcelario del Despeñadero del Agua

Parcelario de Encima del Camino de Nigüelas

Parcelario del regadío de las Eras de Dúrcal

Parcelario de las Fuentes

Parcelario del Pago del Granadillo

Parcelario del Pago de los Huertos

Parcelario de la Cañada de la Iglesia

Parcelario del Pago de Jenatar

Parcelario del Pago de La Laguna

Parcelario de los Llanos del Castillejo

Parcelario del Barrio de Lojuela

Parcelario de Marchena y Mahina

Parcelario del Pago de la Mesa de Puerta

Parcelario del Pago de la Moraija

Parcelario de la Plaza y el Pilarejo

Parcelario del Pago de los Quemados

Parcelario del Pago de la Rambla

Parcelario del Pago de Retamar

Parcelario del Rincón de Marjena

Parcelario del Pago del Río

Parcelario del Pago del Tejar

Parcelario de varios pagos

Estado de las casas, según Diego de Mendoza, en 1594

Época moderna

Durante el siglo XVII comienza a estructurarse la nueva cultura cristiano-castellana que atraviesa en esta centuria por una gran crisis. Dúrcal, en 1730, contará con 160 habitantes, si bien en la segunda mitad del siglo comienza la recuperación llegando al millar de habitantes.

Dúrcal se configura como un pueblo agrícola, con una nueva distribución de tierra procedente de los repartimientos del siglo XVI de los bienes de los moriscos y produciéndose un progresivo minifundismo al dividir de generación en generación la tierra que harán de su principal fuente de recursos un medio de precaria subsistencia, salvo excepciones. El siglo XIX ve crecer la población paulatinamente hasta los 3.075 habitantes de 1900.

Dúrcal de 1850 a 1950, según los medios

Como esta sección se puede hacer muy larga (aunque es muy recomendable su lectura), vamos a separar en bloques de algunos años la información, muy ligada a las alcaldías y ayuntamientos de cada momento.

Siglo XX

Las primeras décadas del siglo XX trajeron la construcción de la carretera con Granada, la línea férrea y el Cable con Motril, teleférico que en su época era el más largo de Europa (38 km.), pero que pronto quedó inviable ante los nuevos sistemas de transporte y fue desmantelado en 1958. Todo esto, unido a la producción agrícola y los capitales procedentes de las sucesivas emigraciones de mediados de este siglo, hizo posible una diversificación económica del municipio y un gran avance del sector industrial y de servicios que han creado nuevas perspectivas económicas para Dúrcal desde los años 70, quedando no obstante, sin producirse claras mejoras en la agricultura y en otras actividades tradicionales.

Según el documento Sismicidad pre-instrumental. Los grandes terremotos históricos en España, en el que se recogen los mayores terremotos de la Península Ibérica, el 29 de marzo de 1954 se produjo un terremoto de magnitud 7.0 e intensidad V.

Terremoto de 1954, 29 de marzo, Dúrcal (Granada)
La característica notable de este terremoto de gran magnitud 7,0 no radica en los daños que produjo, sino por todo lo contrario: no causó ningún efecto dañino si descontamos el susto percibido por algunas personas.
Su profundidad de 650 km, límite máximo de posible ocurrencia de terremotos debido a las propiedades elásticas del manto terrestre, hizo que la amplitud del movimiento del suelo en la superficie estuviese muy atenuada, limitándose a una percepción relativamente leve para las personas.
Desde el punto de vista sismotectónico, este sismo a tan elevada profundidad plantea muchas dudas interpretativas respecto a la configuración tectónica del sur de la península, encontrando en la literatura sismológica diferentes teorías de su génesis.
Posteriormente se han registrado otros cinco terremotos en la misma zona con hipocentro a igual profundidad: 1973 (m 4,0), 1990 (m 4,8), 1993 (m 3,9), 2004 (m 2,1) y 2010 (m 6,2).

Sismicidad pre-instrumental. Los grandes terremotos históricos en España. José Manuel Martínez Solares

La historia de Dúrcal está aún por escribirse y pensarse. Es sólo la historia de un pequeño entorno, sin nombres ni hechos gloriosos, pero que debe ser repasada y sentida por quienes viven en su suelo, pues su conocimiento es un ejercicio de memoria colectiva.

Foto Historia: Mediados del Siglo XX

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